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CARAPEGUÁ (Emilce Ramírez, de nuestra redacción regional). La artesanía continúa siendo la principal fuente de empleo de muchas familias residentes en las compañías de Cerrito, Pacheco y Bajo Guasu de esta ciudad. El encaje ju y otros artículos en los cuales se aplican telas de lienzo y ao po’i forman parte de la variedad creada por las artesanas.
Francisca Gómez, una de las trabajadoras, señaló que lastimosamente la falta de mercado continúa siendo un obstáculo para los artesanos, por lo que tratan de buscar nuevos diseños para dar valor agregado a sus productos. Indicó que la esencia del encaje ju se mantiene, aunque existan casos en los cuales los bordados artesanales también se aplican a tejidos de origen industrial.
Dijo que también se conserva la costumbre del hilado y tejido en bastidores que son preparados en forma artesanal. Generalmente, se utilizan las ramas de la planta del ysypo, que son los “telares manuales” con lo que van tejiendo sus diseños.
Para tejer el encaje ju, a más del bastidor, se precisa de un palillo e hilo de algodón. La artesana relató que con estos elementos se preparan mangas para typói, polleras, manteles, colchas, vestidos, camineros, carpetitas, chal, camisola y blusas.
Otra trabajadora, Perla Caballero, señaló que para sostener la producción de encaje ju también se ven en la necesidad de realizar las confecciones de los manteles con apliques en tela de lienzo y en ao po’i, que son tejidos industriales.
Los encaje ju se pueden encontrar con hilo de algodón color crudo y también color blanco. En cuanto a precios, se encuentran las carpetitas a partir de G. 10.000, porta vasos desde G. 20.000, camineros a partir de G. 35.000, manteles completos de encaje ju desde G. 180.000; manteles con lienzo y ao po’i a G. 120.000 y las mangas para el typói a G. 30.000 el par.
Los artesanos subsisten con esta producción mediante la venta que realizan a los macateros los fines de semana.