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Para tener una visión amplia sobre la coyuntura especial que nos plantea el contrabando de mercaderías desde Argentina, decidimos juntarnos con dos renombrados técnicos del sistema financiero, uno del sector privado y otro del sector público, para que nuestros lectores tengan clara la película sobre cómo está ingresando en nuestra economía la crisis del vecino país, que va tomando ribetes preocupantes con su cepo cambiario, subsidios y otras medidas de la administración de Cristina Fernández. Se trata de Gustavo Cartes, gerente general del Sudameris Bank y ex miembro del directorio del Banco Central del Paraguay (BCP), y Carlino Velázquez, economista jefe de la autoridad monetaria.
Decía Cartes que el ciclo de entrada de dólares al país probablemente tienda a cambiar a partir de ahora por una variación en la estacionalidad de nuestras ventas al exterior que, generalmente, se daba en los primeros meses de cada año.
Ya estamos en junio y todavía los agroexportadores tienen productos que aún no fueron liquidados. Además, la instalación de una nueva aceitera multinacional en el país obliga a dejar en casa materia prima (soja) para vender su producto transformado ya hacia finales de año; es decir, una parte del ingreso de divisas podría migrar hacia octubre, noviembre y diciembre.
Explicó también que una gran cantidad de billetes de dólares sale hacia la Argentina por ventajas que ofrece una dualidad de tipo de cambio (oficial y paralelo o “blue”).
Se ve una inflación muy baja, inclusive deflación en mayo último con -0,3%. Cartes se pregunta dónde queda la competitividad de nuestros productores y la generación de empleo para el corto plazo en un año en que se pronostica tendremos un fuerte crecimiento del PIB (15%, inclusive).
Si seguimos por esta senda, tendremos una inflación baja, pero con grandes problemas de nuestras empresas en la competitividad de los precios que probablemente se traducirá también en desempleo.
Observa además que el productor argentino vende actualmente ya sea a través del distribuidor que está en su país o en Paraguay. Solo que el distribuidor paraguayo de esos mismos productos argentinos no puede importar tanto porque su stock tiene una lenta salida al mercado. Esta situación afecta el precio, la competencia y, por ende, se traduce luego en desempleo.
Al referirse al BCP dijo que el ente monetario utiliza bien su herramienta de control de tipo de cambio, sin embargo, no podrá intervenir permanentemente en el sistema teniendo en cuenta sus limitaciones para un desempeño del dólar que se siente a nivel global y, aparentemente, está orientando la mirada de jugadores globales hacia el mercado norteamericano ya no tanto hacia Sudamérica.
Dos problemas
A su turno, Carlino Velázquez señaló que estamos en presencia de un cambio en precios relativos que se da en Argentina, mientras que en nuestra economía tenemos otros precios relativos.
Esos precios se manifiestan porque hay un doble beneficio para el consumidor paraguayo a través del tipo de cambio, porque en Argentina hay un doble mercado (oficial y blue). Además, están los subsidios que el Gobierno argentino da a sus productores y que de esta forma hay una doble ventaja para el consumidor paraguayo cuando va a Clorinda a hacer sus compras, mientras que nuestros importadores no pueden competir porque cuando van a comprar desde Argentina sus dólares entran más barato. Además, tienen que pagar impuesto a la importación porque Argentina es uno de los pocos países que gravan sus exportaciones.
Así, es doblemente más barato comprar de Argentina, porque se entra por el mercado negro de divisas en el vecino país –no en el nuestro, porque aquí el mercado es libre– y, por otro lado, nuestros compatriotas compran productos subsidiados.
Suponiendo que el tipo de cambio no sea el problema, igual el producto argentino es más barato porque está subsidiado para sus consumidores; y como en Argentina no discriminan al comprador, un paraguayo entra al supermercado igual que un argentino y eso genera un problema doble, porque por un lado les da una ventaja a los importadores informales (paseros) y, por otro, le produce un problema al importador legal, explicó Velázquez.
Son dos los problemas fundamentales: tipo de cambio y el subsidio argentino. Para ambos la solución no está en el BCP, porque es imposible devaluar el guaraní solo para la Argentina porque si se devalúa es para todo el mundo y esto tampoco es una solución para los importadores legales.
Tanto Cartes como Velázquez coinciden en señalar que la solución está en Aduanas, porque el problema son las embarcaciones, balsas y canoas que entran al país repletas de mercaderías, esquivando el pago de impuestos representando una caída del 15% en las importaciones legales desde argentina en mayo último. La devaluación del peso argentino también se transmite hacia el Paraguay por el lado de las remesas de compatriotas que viven en el vecino país con una caída en torno al 30% en el quinto mes de este año al cambiarlo en guaraníes o a otra moneda.
Ingreso
La importación de productos argentinos es un problema de redistribución de ingresos, porque los paseros están sacando mayores ventajas.
Subsidio
También benefician a los compradores paraguayos en Clorinda los subsidios que el Gobierno argentino otorga a sus productores.
broa@abc.com.py