¿Redistribución tarifaria o un nuevo tarifazo?

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ABC Color

“Redistribución tarifaria” o sencillamente “tarifazo”, para colmo de males sujeta a la aplicación de un “mecanismo” o “actualizable casi automáticamente”, tal como advertía el ministro de Economía y Finanzas, Carlos Fernández Valdovinos, en declaraciones a la prensa radial en los últimos días de octubre último.

“El problema es la poca sinceridad que se tiene con las tarifas hasta el momento”, añadía Fernández, sin aclarar la localización exacta de los embusteros: ¿En el Gobierno, entre los responsables de turno de la ANDE o en la vereda de los usuarios?

“Yo creo que está bastante desfasado”, añadía, sin precisar en qué circunstancia, corrientes o costumbres había quedado retrasado el pliego de tarifas de la empresa eléctrica estatal.

Añadía, empero, al “dólar” que es –hoy– diferente; “el costo es diferente”, además, “la ANDE sigue con las mismas tarifas desde 2017”.

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No mencionó que, por ejemplo, la estatal compra electricidad de Itaipú “en dólares”, y que desde el 2024, año que el gobierno de Santiago Peña, del cual es parte integrante, en vez de pagar los costos reales de la entidad binacional luego de saldar su deuda en 2023 –hasta el 2026 inclusive– abona a Itaipú US$ 19,28/KWmes, en vez de los US$ 16,06 que rigió hasta el 2023 o alrededor de US$ 10/KWmes, que es el costo que deben adoptar los dos países (Paraguay y Brasil) tal como les manda el Tratado de Itaipú.

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... o, si de sinceridad se trata, ¿por qué el Gobierno de turno no incluye en los estudios del nuevo tarifario, que nuestro país “cede” al Brasil casi el 80% de su excedente energético en la gran central, por una tarifa promedio que ronda los US$ 4/MWh?

O el valor unitario de cesión de la energía de Yacyretá, que no es muy diferente al de Itaipú, pero con el agravante que nuestros socios argentinos, por pares iguales, hasta se dan el lujo de atrasar sus pagos al Estado paraguayo por aprovechar el excedente de la energía paraguaya en esa central e, inclusive, sin intereses punitorios por la mora, castigo absolutamente normal en el mundo de las finanzas.

¿Usuario espectador o usuario protagonista?

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Estamos convencidos de que el debate debe involucrar a todos y obligatoriamente a los especialistas del Sector Energía de nuestro país, para de nuevo evitar que, con argumentos falaces o medias verdades, los defensores de salidas exculpadoras de los responsables descarguen el fardo de los ajustes sobre las espaldas de la población.

Con ese propósito nos acercamos una vez más a un grupo de técnicos del sector, afortunadamente atentos a los temblores y desplazamientos que se perciben en la empresa eléctrica, y compartan sus conclusiones sobre el nuevo intento “sincerizador” de la ANDE, según el ministro Fernández. Nuestras fuentes reiteraron que, por ahora, prefieren el anonimato.

Explican nuestros interlocutores que la crisis en la que de nuevo se sumerge a la ANDE, debe analizarse e inclusive diagnosticarse a partir del examen cuidadoso de los siguientes parámetros: ingresos y egresos de explotación de la empresa estatal, su rentabilidad, así como sus pérdidas eléctricas.

Sobre el primer punto explican que los ingresos de explotación corresponden a los montos que percibe la empresa estatal por el suministro de electricidad a los consumidores; así como los egresos de explotación; en fin, la suma de gastos relacionados directamente con la prestación del servicio, por ejemplo, la compra de energía, operación, mantenimiento y administración.

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Apuntan que si actualizamos datos, desde 1999 hasta 2024, identificaremos ciertas etapas bien diferenciadas en la empresa eléctrica:

1) Quiebra Financiera: de 1999 a 2002, en la que los gastos superaron a los ingresos, la ANDE se encontraba inmersa en una quiebra financiera y las tarifas a los consumidores finales se modificaban cada mes.

2) Estabilidad: entre el 2003 y el 2014, con el Acuerdo Operativo 2002 entre la ANDE e Itaipú, la empresa paraguaya consiguió mejores condiciones de contratación, las que permitieron sostener a la ANDE, rescatándola de la quiebra financiera, darle estabilidad, situación que se reflejó en tarifas inamovibles.

3) Errónea contratación de potencia en Itaipú: en 2015 y 2016, los gastos de explotación de la empresa eléctrica superaron a los ingresos debido a una equivocada contratación de potencia de la ANDE en Itaipú.

4) El Tarifazo de 2017: entre el 2017 y el 2020, sus ingresos de explotación superaron a los egresos con el aumento de las tarifas, después de 15 años. El tarifazo, con la intención de justificarlo ante los usuarios del servicio, fue maquillado con la etiqueta: “Rebalanceo tarifario”.

5) Quiebra en la gestión, entre 2021 y 2024: una vez más, los gastos superaron a los ingresos, cada año, y se agravó en el 2024 con el incremento del 18,5% de la demanda del Sistema Interconectado Nacional (SIN).

Al llegar a este punto, nuestros interlocutores señalaron que el párrafo precedente confirma que cuando los gastos exceden a los ingresos para “producción de energía” (trabajo a pérdidas), la administración de turno de la estatal optó por dos salidas:

a) Reducir costos de generación, echando mano, por ejemplo, al Acuerdo Operativo ANDE-Itaipú de 2002.

b) Aumentar sus tarifas, como en el 2017.

Ante el escenario que se le presenta a la empresa eléctrica desde el 2020 hasta hoy ¿la salida que elijan será la primera de las dos –preguntan, con propósitos didácticos, obviamente– o la segunda? “Esperemos que no recurran al aumento de tarifas para sobrellevar la coyuntura y la ANDE decida mejorar su gestión para optimizar sus compras de energía, reducir sus pérdidas y la morosidad de sus clientes”, respondió uno de los técnicos, adelantando parte de la posible conclusión de esta charla.

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“Esta situación puede obligar también a que la tarifa de Itaipú sea lo mínimo posible para ayudar a la ANDE, claro que con el correlato indispensable de una sustancial mejora en su gestión”, agregó, y desembocar en lo siguiente: “La ANDE debe priorizar la mejora de su gestión interna y evitar descargar sobre sus consumidores el peso de sus malas decisiones operativas”, completó.

Nuestras fuentes, al llegar a este punto, presentaron un gráfico con el que demostraron que cuando la diferencia entre ingresos y egresos fue negativa (2003), modificaron las condiciones de compra de energía o aumentar tarifas (2017), y que debido a que la empresa arrastra desde el 2020 cuatro años consecutivos de déficits, la experiencia indica que algo van a hacer para conjurar esa situación. “Esperemos que esa decisión no se oriente contra el ciudadano común”, enfatizaron.

En una suerte de síntesis de este punto, los técnicos señalaron que los ingresos de explotación entre el 2020 y el 2024 aumentaron 37%, en tanto que los gastos de explotación se incrementaron en 56%, brecha que prueba la deficiente gestión en este lapso.

El segundo punto incorporado por nuestros interlocutores en su análisis, se refiere a la rentabilidad de la ANDE.

Recuerdan los técnicos que la empresa eléctrica estatal, por su Carta Orgánica, debe tener una rentabilidad anual del 8%, que desde 1999 al 2024 no logró ese objetivo; pero lo que realmente preocupa es el período en el que su rentabilidad es negativa.

En ese sentido, especifican que se registraron tres periodos de rentabilidad negativa:

a) De 1999 a 2002.

b) De 2015 a 2016.

c) De 2021 a 2024.

Reiteran que el primero fue revertido mediante el acuerdo operativo ANDE-Itaipú de 2002, en tanto que el segundo con el tarifazo de 2017. La incógnita de la ecuación aún no fue despejada, aunque todo indica que optarán de nuevo por la segunda de las salidas.

Nuestras fuentes apuntan que, a pesar de la ayuda financiera de Itaipú a la ANDE (principalmente desde 2022), que registró como ingresos ajenos a la explotación, los resultados fueron deficitarios, ¿qué hubiera pasado sin ella? inquieren una vez más con propósitos didácticos. La crisis ya no sería grave, sino aguda.

Las pérdidas eléctricas de la estatal es el tercer ítem que el ministro Fernández debió sumar al dólar, al costo diferente y al tiempo que transcurrió entre el 2017 y el presente para concluir que la tarifa de la ANDE está desfasada, razón por la cual sugirió inclusive la adopción, por parte de la ANDE, de un “mecanismo de ajuste casi automático”.

En lo concerniente a las pérdidas del sistema de la ANDE, el tercer punto del trabajo de los especialistas consultados recuerda que las mismas pueden ser técnicas y no técnicas y que la primera de ellas puede reducirse con infraestructura, en tanto que la segunda, que representa el mayor porcentaje de las pérdidas, se conseguirá solucionar con gestión interna.

Decían que en 25 años, entre 1999 y 2024, las pérdidas de la ANDE fueron elevadas; en 1999 le imputaban el valor de 22,6%, pero que se disparó sobre 30% entre 2003 y 2012, para descender algo en 2013: a 26,9% (por efecto de la puesta en servicio de la línea de transmisión de 500 kV entre Itaipú y Villa Hayes) y se mantuvo en valores similares entre 2013 y 2017.

De 2018 a 2020 fue reduciéndose, pero continúa hoy sobre el 23%, el menor porcentaje de los 19 años anteriores.

En 2020, las pérdidas registradas eran de 23,6% y en 2024 llegaron a 26,5% ; por lo que en el periodo de 2020 a 2024 las perdidas aumentaron 2,9%.

Finalmente, pedimos a nuestros entrevistados que pongan en relieve las aristas principales de este trabajo acerca de la presente coyuntura que atraviesa la ANDE. Apuntaron los siguientes:

1) Entre el 2020 y 2024, la ANDE tuvo egresos superiores a sus ingresos por el suministro de energía.

2) Entre el 2020 y el 2024, consecutivamente, su rentabilidad fue negativa.

3) Esta situación tiene un par de antecedentes, en el primero debió recurrir a un acuerdo operativo para mejorar la contratación de ANDE con Itaipú. En el segundo aplicó el tarifazo, etiquetado por sus responsables, como “rebalanceo tarifario”.

4) Ante el escenario que se instaló en el 2020 y que continúa hasta hoy; nuestras fuentes formulan votos para que el actual Gobierno no eche manos al tentador expediente del tarifazo con la intención de superar las estrecheces presentes de la EBY.

5) Una de las salidas, preponderante por cierto, es la reducción de la tarifa de Itaipú que, en definitiva, significaría un retorno al Tratado, cuyo mandato no respetaron en abril-mayo de 2024, agregaron.

6) La ayuda financiera de Itaipú a la ANDE entre el 2022 y el 2024 no pudo con los resultados deficitarios, pero, el sentido común lo dicta, hubiera sido más nefasto si esa colaboración que, según explicaron, depende de decisiones políticas externas a la empresa eléctrica, no hubiese existido.

7) Insistieron en subrayar que la ANDE debe priorizar la búsqueda de una mejor gestión interna, por ejemplo la optimización de la compra de energía, reducción de pérdidas y de la morosidad de sus clientes, y que no traslade al consumidor final las secuelas de sus erróneas decisiones operativas.

8) Entre el 2020 y el 2024, las pérdidas eléctricas aumentaron 2,9%.

9) Dos años después de la instalación del actual Gobierno, la empresa eléctrica enfrenta serios problemas financieros, con desafíos técnicos y otras amenazas relacionadas con su continuidad como institución.

10) Recuerdan nuestras fuentes que ya pasaron cinco años de la gestión del Ing. Félix Sosa como presidente de la ANDE y que los resultados son deficientes debido a los cuatro años consecutivos de rentabilidad negativa, la continuidad de las pérdidas y que los planes de generación no superen el nivel de las simples expresiones de buenos deseos.

11) Enfatizan que los actuales responsables de la ANDE deben entender que no basta con tener un Plan Maestro, con gráficos atractivos, actualizables cada dos años, que la clave es ejecutarlo y que si no lo ejecutan, al menos identifiquen las causas y tomen las decisiones que correspondan.

12) De nada sirve que el consumo nacional suba 18% en un año, que se instalen criptominerías o autodenominarse “Hub de integración regional” , si todo eso genera déficit financiero a la ANDE, advierten finalmente.

Parámetros indispensables

Todo análisis será superficial si no considera estos parámetros: ingreso/egreso de explotación; rentabilidad y pérdidas eléctricas.

Entrevista de Ramón Casco Carreras