Wong Kar Wai o el canto a la ausencia

Al parecer, 2024 será recordado como el año del regreso del director Wong Kar Wai, que, luego de un prolongado periodo de inactividad, vuelve para presentarnos su primer proyecto de ficción televisiva, la serie «Blossoms Shanghai», que ya se ha convertido en la producción audiovisual más reproducida en las plataformas chinas. Aprovechamos la noticia para repasar y comentar la trayectoria de uno de los cineastas más reconocidos en la actualidad con este artículo de Gian P. Codarlupo.

"2046" (Wong Kar Wai, 2004)
"2046" (Wong Kar Wai, 2004)

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A Saïd Theresa, por recordarme que todo lo sólido se desvanece en el aire.

En un contexto como el presente, con las multinacionales de Estados Unidos imponiendo una sola lectura posible de la realidad a través de herramientas culturales como el cine, es más necesario que nunca volver nuestra mirada hacia otros espacios y narrativas. «Todo lo sólido se desvanece en el aire, todo lo sagrado es profanado, y los hombres se ven forzados a considerar sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas con desilusión», nos recuerdan Marx y Engels en el Manifiesto Comunista. Es lo que nos sugiere también el universo cinematográfico de uno de los directores más importantes de nuestros días a nivel mundial: Wong Kar Wai.

Hijo de la migración

Si hablamos de cine chino, hay que incluir el cine de Hong Kong, el cine de Taiwán y el cine de la República Popular China. Wong Kar Wai nació en Shanghai en 1958, pero, a raíz de la Revolución Cultural, su familia tuvo que emigrar a Hong Kong, ciudad que debido al proceso de colonización británico se convirtió en uno de los centros financieros del mundo. Su padre será el gerente de uno de los nigth-clubs más famosos de Hong Kong por aquellos años.

La infancia de Wong Kar Wai fue complicada. Al no saber hablar cantonés, su refugio fue el cine y la literatura. Su formación se nutrió de distintas ramas, y en determinado momento fue importante para él la lectura de escritores latinoamericanos como Julio Cortázar, Manuel Puig y Gabriel García Márquez. De su madre heredó el gusto por el cine y la música, una marca que lo acompañará en toda su producción cinematográfica.

La generación de Wong Kar Wai fue bautizada como «la Nouvelle Vague de Hong Kong». Después de graduarse de la Universidad Politécnica de Hong Kong como diseñador gráfico en 1980, consiguió un contrato en la HKTVB, siguió cursos de guión y realización, y fue entonces cuando comenzó a trabajar como guionista y ayudante de producción en distintas series.

"Days of Being Wild" (Wong Kar Wai, 1990)
"Days of Being Wild" (Wong Kar Wai, 1990)

En 1982 escribe guiones para cine y cinco años más tarde trabaja en el guión de Final Victory junto a Patrick Tam. Con As Tears Go By (1988), su primer largometraje, gana prestigio a nivel nacional e internacional. Por otro lado, Days Of Being Wild (1990) es un fracaso a nivel comercial, pero obtiene reconocimiento por parte de la crítica. Más adelante se convertirá en una película de culto. Chungking Express (1994) es descubierta por el público norteamericano de la mano de Martin Scorsese y Quentin Tarantino.

Las condiciones del entorno donde creció Wong Kar Wai serán determinantes para entender su producción cinematográfica; por ejemplo, el hecho de que viviera cerca de Chungking Mansions, más exactamente en la península de Kowloon, en el barrio de Tsim Tsa Tsui, o la oleada de inmigrantes y exiliados que llegaron a Hong Kong, donde cohabitaron dos lenguas: el mandarín y el cantonés. La situación de lo que se ha denominado «las Tres Chinas» es insoslayable, ya que Wong Kar Wai es un hijo de la migración y del exilio, y esto es lo que retrata en sus películas, el sentido de la ausencia, el abandono, lo que se pierde, lo que no pudo ser y las dificultades de asentarse en un lugar donde se habla una lengua distinta o los problemas de integración social por los que tuvo que pasar.

Ausencia y desamor

In the mood for love (2000) es una de las películas más conocidas de este cineasta. Ambientada en los años 60 en Hong Kong, es el retrato de Chow, un periodista que acaba de mudarse a un nuevo piso junto con su mujer, una joven secretaria que trabaja para una empresa de exportación. Ese día se muda al mismo edificio Li-zhen, cuyo esposo es un hombre de negocios que siempre está fuera. A medida que se desarrolla la película, Chow y Li-zhen descubren que sus respectivas parejas son amantes y empieza a desarrollarse una serie de acontecimientos que los acercará más. Pero hay un obstáculo para los amantes que está condicionado por el contexto social y cultural. Este film fue rodado paralelamente a 2046 (2004); de ahí que varios de los escenarios resulten familiares en los dos proyectos. Hay que tener en cuenta que en realidad ambas películas son parte de una trilogía integrada por Days of Being Wild, In the mood for love y 2046.

Algunas escenas en las películas de Wong Kar Wai son homenajes a los directores que lo han influenciado, como Antonioni o Bresson. Sobre este último ha manifestado: «hemos aprendido de Robert Bresson: no mover grandes planos ni la totalidad de las cosas». Para Gómez Tarín, a nivel formal, las películas de Wong Kar Wai presentan tres elementos distintivos: las marcas de temporalidad, la metadiscursividad y los referentes estilísticos de otros autores. Hay escenas que hacen referencia al cine de Rainer W. Fassbinder; el uso de los espejos los toma de Douglas Sirk y de Godard; también abundan las referencias al cine chino clásico y a las películas de kung-fu. Su puesta en escena se basa en la manipulación del tiempo, como en The Hand (2004), historia donde el aprendiz de sastre se enamora de una prostituta y le confecciona vestidos en distintas etapas de la vida, y va yendo hacia niveles cada vez más sórdidos y fatales para ella, y también para él, en el sentido de ver cómo desaparece la mujer a la que amó desde siempre.

Algunas claves del cine de Wong Kar Wai

Uno de los aspectos culturales del cine de Wong Kar Wai que escapan generalmente a la mirada del espectador occidental –ya sea en su vertiente europea, ya sea en su vertiente colonizada–, es la cocina. En un primer momento, In the mood for love (2000) iba a ser una película sobre la comida. En una entrevista con el crítico cinematográfico Michel Ciment y el cineasta Hubert Niogret, Wong Kar Wai manifestó al respecto: «La cocina de Shanghai sigue las estaciones del año de manera muy precisa. La comida nos dirá si estamos en marzo, mayo o junio. A Maggie se le pregunta si quiere ir a cenar para comer el Won-Ton que se prepara con ciertas legumbres. Pero explicarlo en los subtítulos sería demasiado largo. Estas legumbres están disponibles solo en junio y julio. Por lo tanto, podemos precisar que nos hallamos en junio o julio de 1962».

“Con ánimo de amar”, del reconocido cineasta chino Wong Kar-Wai, se puede ver en el Ciclo Cinemarte.
"In the mood for love" (Wong Kar Wai, 2000)

Otro aspecto a tomar en cuenta en el cine de Wong Kar Wai es la música. La voz de Nat King Cole rememora los años 70 en Hong Kong, donde era común escucharlo en bares o restaurantes. Los clásicos como «Aquellos ojos verdes» o «Quizás, quizás, quizás» quedan guardados en la memoria y al mismo tiempo le dan un ritmo a la propia película, alineándose con el travelling que propone el director. A veces la música que aparece en los films de Wong Kar Wai es un elemento de distorsión, como en As Tears Go By, donde está directamente vinculada al ambiente; así, van apareciendo canciones chinas, en inglés y, principalmente, música latinoamericana, enfocándose en temas caribeños. Todos estos elementos nos dan pistas sobre el hibridaje cultural de Hong Kong cuando aún era una colonia británica. Pero más que hablar de música, debemos mencionar la «musicalidad», ya que las melodías acompañan a la imagen. Bastaría ver Happy Together (1997) para comprobar lo mencionado, y sentir la voz de Caetano Veloso cantando «Cucurrucucú paloma» mientras se hace un plano aéreo de las cataratas de Iguazú.

Otra de las claves del cine de Wong Kar Wai es la ciudad, es decir, las ciudades en sí mismas toman protagonismo. Y lo cierto es que Hong Kong es la gran ciudad protagonista de sus films, es una ciudad a la que siempre vuelve. En sus películas, Wong Kar Wai ha tratado de recrear el Hong Kong de Chungking Mansions, el espacio físico donde los personajes realizan sus acciones cotidianas es vital e incluso elementos que pueden parecer intrascendentes, como sillas, espejos, aparatos de radio, vestidos, paredes, pasillos, etc., comienzan a cobrar relevancia. Es necesario mencionar esto porque se debe tener en cuenta que Wong Kar Wai no tiene un guión establecido, sino que va escribiendo sobre la marcha; los relatos no tienen una meta final, sino que Wong Kar Wai siempre construye los mecanismos de sus historias con respecto al entorno, y este elemento es el que condiciona el rodaje.

La historia no se detiene

Por otro lado, ya que el cine es un trabajo colectivo, sería imposible realizar tan impecable labor sin la colaboración de Christopher Doyle como director de fotografía en la mayoría de películas de Wong Kar Wai. Por el lado del reparto, Wong Kar Wai no suele cambiar demasiado a sus actores, y son sobresalientes las participaciones que han tenido Tony Leung y Maggie Cheung; o Leslie Cheung, interpretando a un joven seductor criado por una prostituta que acaba de enterarse de que es adoptado en Days of Being Wild o en las escenas que nos dejó en Happy Together con un sensual baile de tango en la cocina de un viejo edificio donde dos homosexuales e inmigrantes chinos se instalan en Buenos Aires para entrar en la debacle de su propia relación, alejados de su patria y viviendo de los típicos trabajos de mano de obra a los que pueden acceder los inmigrantes. Saludamos desde aquí la memoria de Leslie Cheung, quien decidió quitarse la vida en el 2003, arrojándose del piso 24 de un hotel en Hong Kong.

"Happy together" (Wong Kar Wai, 1997)
"Happy together" (Wong Kar Wai, 1997)

Los personajes de Wong Kar Wai suelen estar signados por el fatalismo, hay un deseo que nunca se cumple, hay una resignación, hay una vuelta al pasado que no fue y que nunca será, hay todo eso que se retrata en 2046, donde un escritor trata de escribir una novela sobre el futuro pero siempre vuelve atrás. Esa es la impronta que nos deja Wong Kar Wai, los amores no cumplidos, los deseos insatisfechos. Acercarnos a su cine es también acercarnos a esa otra China llena de rostros diversos y comprender que para olvidar a veces necesitas subvertirlo todo, sublimarlo todo con un bolero de fondo, mientras observas cómo se derrumba tu mundo. Sí, aquello que parecía sólido e intocable, pero que de la noche a la mañana se derrumba porque la historia no se detiene.

Bibliografía

Antonioni, M., Kar Wai, W., Soderbergh, S. (Dirección). (2004). Eros [Película].

Heredero, C. (2002). La herida del tiempo: el cine de Wong Kar-Wai. Valladolid: Semana Internacional del Cine.

Heredero, C. (2018). Wong Kar-wai. Madrid: Cátedra.

Kar Wai, W. (Dirección). (1990). Days of Being Wild [Película].

Kar Wai, W. (Dirección). (1994). Chungking Express [Película].

Kar Wai, W. (Dirección). (1995). Fallen Angels [Película].

Kar Wai, W. (Dirección). (1997). Happy Together [Película].

Kar Wai, W. (Dirección). (2000). In the Mood for Love [Película].

Kar Wai, W. (Dirección). (2004). 2046 [Película].

Kar Wai, W. (Dirección). (2013). The Grandmaster [Película].

Wong Kar Wai
Wong Kar Wai

*Gian Pierre Codarlupo Alvarado (Paita, 1997) es escritor, periodista, miembro del equipo editorial de la revista cultural chilena Mal de Ojo y de la Editorial Conunhueno, de Valparaíso, y colaborador en El Suplemento Cultural. Ha publicado el libro de poemas Caída de un pájaro en el mar (Universidad Nacional de Piura, 2018). Actualmente, vive en Madrid.

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