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A mis amigos de la Biblioteca Municipal Pío Baroja, en Madrid.
La vida de don Ramón del Valle-Inclán estuvo signada por la tragedia y la extravagancia. Nacido en Vilanova de Arousa el 28 de octubre de 1866, pasó la primera parte de su existencia de forma modesta, ya que la fortuna de la familia se fue dilapidando. Empezó a estudiar Derecho por presión de su padre, y a la muerte de este abandonó la carrera y partió a México, donde comenzó a trabajar como periodista durante casi un año.
Será a su regreso a España que Valle-Inclán empezará a publicar diversos cuentos, y, en 1895, su primer libro, titulado Femeninas. En Madrid entabla amistad con varios escritores, entre los que se encuentran Azorín, Jacinto Benavente y Pío Baroja, por citar solo algunos nombres. Es en este momento que comienza a frecuentar los cafés y desarrolla su afición a la bohemia. En palabras de Javier Serrano Alonso, Valle Inclán era: «un escritor más conocido como personaje de la vida artística y bohemia de Madrid que como autor de culto entre la juventud finisecular. Era Valle, versión breve y amistosa de un apellido un tanto rimbombante, un joven ya mayor, de aspecto epatante y modélico entre los de su subespecie urbana, la de los rabiosos modernistas».
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Es necesario tener en cuenta que la generación de Valle-Inclán lo veía como el «salvador», el llamado a escribir una obra perfecta. Había anunciado la publicación del libro Tierra Caliente, que se demoraba en llegar, al punto que las esperanzas puestas en él comenzaban a decaer. En 1897 publicó de manera autogestionada el libro Epitalamio, y será en esta etapa que perderá su brazo izquierdo en una pelea con su amigo el escritor Manuel Bueno. Sobre este suceso, Alonso Zamora Vicente, en su introducción a Luces de Bohemia, nos cuenta: «Gente joven que lucha por la fama, por la gloria literaria, y en la que quizá se ve un solo armónico: la rebeldía, el desacuerdo contra la anterior generación, la realista. En una de esas tertulias, esgrima de palabras y agudezas fácilmente injuriosas, tiene lugar el desgraciado lance con Manuel Bueno en el que Valle Inclán resulta herido: un bastonazo choca con el brazo levantado en defensa y hunde en la carne el gemelo de la camisa. Resultado: una infección mal curada y la amputación del brazo izquierdo».
Valle-Inclán se casa con la actriz Josefina Blanco en 1907. Tres años más tarde, inician una gira por América Latina. En 1916, es nombrado titular de la cátedra de Estética en la Academia de San Fernando, en Madrid. A raíz de su visita a las trincheras francesas un año después del inicio de la Primera Guerra Mundial, escribe el libro La media noche. Visión estelar de un momento de la guerra.
Al llegar la década de 1920, la fama y el prestigio de Valle-Inclán como escritor se habían consolidado. Años más tarde, será designado director de la Academia Española de Bellas Artes en Roma. Sin embargo, cayó enfermo y tuvo que regresar a España, donde fue ingresado a una clínica en Santiago de Compostela. En esa clínica morirá el 5 de enero de 1936.
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La obra de Valle-Inclán fue muy amplia y diversa: escribió teatro, novela, poesía, casi todos los géneros, pero sin adherirse a normas tradicionales.
Perfil de un esperpento
La primera vez que apareció Luces de Bohemia fue en 1920, del 31 de julio al 23 de octubre, en la revista España. El momento histórico que se vivía en España era convulso, ya que la llamada Restauración estaba en su momento de crisis y los niveles de corrupción eran escalofriantes, así como también la escasa consciencia social y política de la población. El partido conservador y el partido liberal se turnaban en el mando del gobierno; solo los propietarios podían votar. Durante 50 años las elecciones eran una mera apariencia, ya que desde antes de asistir a las urnas electorales se sabía quién iba a «ganar». Por esos años, la situación de la clase trabajadora era precaria, pero esto derivó en una mayor organización a nivel sindical, principalmente gracias a los anarquistas de la CNT (Confederación Nacional del Trabajo) y a las Casas del Pueblo del PSOE (Partido Socialista Obrero Español). En este tiempo son continuas las manifestaciones que exigen el cumplimiento de derechos laborales y hay una fuerte represión por parte de la policía y de los militares.
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Otro dato interesante es que durante la dictadura de Franco Luces de Bohemia fue considerada como una obra dirigida contra el régimen. El libro se sitúa en distintos lugares de Madrid: la casa de Max, la taberna de Pica Lagarto, la calle, el calabozo, la redacción de El Popular, el café Colón, el cementerio, etc. La obra tiene como personaje central a Máximo Estrella, un poeta ciego que en su afán de llevar una vida bohemia se ha ido autodestruyendo. Es un escritor que se regocija en su marginalidad, y que se vanagloria de sí mismo como un genio, algo que también hacen las personas que lo rodean. Se siente un escritor fracasado y olvidado. A lo largo del recorrido que realiza por distintos lugares de Madrid junto a su falso amigo don Latino de Hispalis, Valle-Inclán nos muestra un retrato de la sociedad de aquellos días mediante la ironía. Max es un despilfarrador, pero a la vez es un hombre que se interroga a sí mismo, y, por lo tanto, al entorno en el que se encuentra. Max se afirma en su marginalidad, y así lo explica en la conversación que sostiene con Dorio de Gádex:
«DORIO DE GÁDEX: Maestro, preséntese usted a un sillón de la Academia.
MAX: No lo digas en burla, idiota. ¡Me sobran méritos! Pero esa prensa miserable me boicotea. Odian mi rebeldía y odian mi talento. Para medrar hay que ser agradador de todos los Segismundos».
Estas palabras tienen un doble significado ya que también es una crítica ácida para aquellos escritores que tienen reconocimiento no por su obra, sino por las influencias a su alrededor. La profesora Aura Rosa Vargas ha comentado: «Hay un trasfondo de la vida real en esta parte: Máximo Estrella es el nombre con el que aparece en esta obra Alejandro Sawa, escritor y poeta muerto en 1910. Se refiere al auténtico cese de Sawa en el trabajo: El Liberal le retiraba una colaboración por la que recibía sesenta pesetas. Estos datos se revelan en la carta que Valle Inclán le envía a Rubén Darío para comunicarle la muerte de Sawa».
Madrid, ciudad literaria
Max Estrella anda por la noche de Madrid, se emborracha, llegan las fuerzas del orden y lo llevan al calabozo, donde comparte espacio con un preso catalán. Es en este punto donde el personaje mostrará solidaridad; este es uno de los momentos más conmovedores dentro de la obra: el preso está partiendo hacia su muerte, y Max, a pesar de su ceguera, vislumbra el momento.
«MAX: ¿Eres anarquista?
EL PRESO: Soy lo que me han hecho las leyes.
MAX: Pertenecemos a la misma Iglesia».
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Por otro lado, nos encontramos en un panorama en donde las ciudades son las protagonistas, como, por ejemplo, la Lisboa de Pessoa o la ciudad de Hong Kong en el cine de Wong Kar-wai. En este caso, el Madrid de Luces de Bohemia aún se conserva en parte; persisten algunos de los lugares mencionados en el libro, como el Café Gijón o la Fuente de La Cibeles. La última noche de Max Estrella empieza en la calle de Bastardillos, número 23, lugar aparentemente inspirado en la calle del Salitre, 23, en el corazón del barrio Lavapiés. Después, la ruta nos lleva a la Cueva de Zaratustra, lugar inspirado en la Librería de Pueyo. Otros escenarios son ficticios. La Taberna de Pica Lagartos se inspiró en El Majo de las Cubas, en la calle de la Montera, número 9. La senda del poeta arruinado y ciego nos lleva también a la Buñolería Modernista, cuya inspiración fue la Chocolatería San Ginés, en el Pasadizo de San Ginés, 5, fundada durante las primeras décadas del siglo XX, que fue conocida como «El Maxim´s golfo» debido a que estaba abierta toda la noche, siendo el único sitio activo una vez cerrados los cafés de la Puerta del Sol. Así, la chocolatería se convirtió en lugar de encuentro de bohemios y gente de letras.
A través de distintos personajes, Valle-Inclán refleja el pensamiento de la España de aquel momento histórico; los pobladores no se interesaban en política y veían los actos subversivos con desconfianza. Por ejemplo, en la escena undécima, las personas justifican el uso de la fuerza policial, e incluso del asesinato, para reestablecer el orden, pero no ven con esperanza los actos de las turbas que reclaman justicia. Después de salir de la cárcel, escuchar el lamento de una madre y verse con prostitutas, Max Estrella muere en la puerta de su casa, en un silencio casi absoluto. Esta marginalidad es también una crítica a la bohemia que tanto daño le ha hecho a los poetas porque en la mayor parte de los casos se adopta como una pose de genialidad cuando en realidad es todo lo contrario, incluso patética. Valle-Inclán nos presenta una obra que es la suma de todos los rostros deformes que puede llegar a tener el ser humano, una exaltación de lo esperpéntico, y de fondo una ciudad que ya se ha ido, un país que ya se ha ido, pero en los que lo esperpéntico prevalece.
Bibliografía
Alberca, M., & González, C. (2002). Valle-Inclán. La fiebre del estilo. Madrid: Editorial Espasa Calpe, S. A.
Aventuras literarias. (2020). Plano de Madrid: Formado y publicado a partir de Luces de Bohemia bajo la dirección de Don Ramón María del Valle-Inclán. España: Aventuras literarias S. L.
Del Valle Inclán, R. (2010). Luces de Bohemia Esperpento. (A. Zamora Vicente, Ed.) Madrid: Austral.
Manrique Sabogal, W. (21 de Marzo de 2016). El País. Obtenido de El País: https://elpais.com/cultura/2016/03/20/actualidad/1458500435_795216.html
Serrano Alonso, J. (2003). La recepción crítica de Sonata de Otoño. Cuadrante. Revista de estudios Valleinclanianos e Históricos, 48-60.
Vargas, A. R. (1981). Luces de Bohemia. Revista de Filología y Lingüística de la Universidad de Costa Rica, 83-85.