Berberian Sound Studio

Del truculento género literario y cinematográfico conocido como «giallo» y de los peligros de cruzar las fronteras entre la realidad y la ficción, entre otras cosas, nos hablan Miguel y el tío Gervasio en su columna de hoy, después de ver el perturbador segundo largometraje del director y guionista británico Peter Strickland (Reading, 1973). Un espacio de encuentro y diálogo entre la producción cinematográfica y la realidad social.

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Berberian Sound StudioArchivo, ABC Color

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–Lo que narra el argumento de una película de terror podría ocurrir en cualquier lugar –me dice el tío Gervasio, al momento de sorber de la guampa.

–Y cuanto más inesperado sea ese lugar, mejor –agrego yo.

–Por lo tanto, no nos debería sorprender que en este largometraje el horror se desate dentro de un estudio de sonido –comenta el tío, refiriéndose a la peli que acabamos de visionar, Berberian Sound Studio (2012), del director y guionista británico Peter Strickland.

–Y sí, aunque tampoco es que se trate de cualquier estudio de sonido –puntualizo–. Mira, la web especializada en cine Filmaffinity nos cuenta en la sinopsis que «En la década de los setenta –prosigo, leyendo en voz alta lo que sale en mi pantalla–, el Berberian Sound Studio fue el estudio de postproducción de sonido más barato y sórdido de toda Italia; por él pasaron las películas más perturbadoras». En parte por eso –me lanzo a opinar–, los miedos y angustias que infunde el lugar de trabajo, ese espacio cotidiano donde se desarrolla gran parte de nuestra vida, aparecen en este extraño (otro más) filme de Strickland.

–Sí, otro filme raro más de Strickland, como bien dices –coincide el tío–. Que luego, en el 2014, dirigió aquella película sobre lesbianas sadomasoquistas, El Duque de Burgundy, ¿te acordás?

–Me acuerdo. E, igual que esa, también Berberian Sound Studio (su segundo largometraje, por cierto, luego de Katalin Varga, uno de bajo presupuesto que rodó en Rumania en un par de semanas con un pequeño equipo de once personas, incluido el transporte y el catering), es una película de suspenso y terror.

–No es para cualquiera –advierte el tío, mirándome de reojo mientras se rasca la barba; y agrega–: bueno, habrá que explicar que la trama va de un tímido ingeniero inglés experto en sonido, llamado Gideroy, que viaja a Italia para encargarse de trabajar en las mezclas y los efectos sonoros de una película, que resulta ser el último «giallo» del célebre Santini, el gran maestro del cine de intriga…

–Esperá, esperá –le interrumpo, parando de teclear–: ¿cómo definimos «giallo»?

–Poné que «giallo» es un género de cine del siglo XX que mezclaba terror y suspenso, ¿me dejás continuar? –me interpela, irritado, el barbudo.

Berberian Sound Studio
Berberian Sound Studio

–Claro –le respondo tímidamente, mientras agrego lo que dijo a esta columna y pienso en el trabajo cotidiano del protagonista, Gideroy (interpretado por Toby Jones), cortando sandías y troceando verduras con violencia brutal para producir sonidos sanguinarios de roturas de miembros y cuerpos desgarrados mientras al fondo suenan sintetizadores y percusiones de electrónica y rock.

–Como veníamos explicando –y al decir esto el tío me mira– antes de ser interrumpidos, el ingeniero en cuestión viaja a Italia para mezclar el «giallo» del célebre maestro Santini, pero poco a poco se va quedando atrapado en un mundo perverso, retorcido, habitado por actores maniáticos, donde los caprichos artísticos y la burocracia más absurda marcan el día a día, y mientras avanza la confusión y la tensión entre Gilderoy y los demás crece...

–…los límites entre el sangriento «giallo» y la vida real se van esfumando… –completo yo, sin dejar de teclear.

–…y Gilderoy empieza a sentir que está dentro de una película que cuenta su propia vida… –añade en tono lúgubre el barbudo, sorbiendo de su guampa de tereré pantano.

–Definitivamente, no es para cualquiera –comento brevemente.

–Así mismo –aprueba el tío–. No olvides mencionar que la música está a cargo del grupo de pop electrónico Broadcast, originario de Birmingham. Los de Broadcast eran fans de la peli anterior de Strickland, Katalin Varga, y Strickland era fan de Broadcast, así que la unión en esta segunda peli parecía lógica.

–La banda sonora que hicieron los de Birmingham por momentos recuerda a Morricone, ¿no? –sugiero.

–Sí, a Morricone, entre otros. Aunque quizá su gran tema en esta peli sea uno de influencia medieval, The Equestrian Vortex –se pone melómano el barbudo, y, cambiando de tono, me pregunta de golpe–: ¿nos vemos en el mercadito?

–Dale, cierro esto y bajo.

Ficha técnica

Título original: Berberian Sound Studio

Género: Terror

Dirección: Peter Strickland

Guión: Peter Strickland

Música: Broadcast

Fotografía: Nicholas D. Knowland

Montaje: Chris Dickens

Producción: Scott Page

Reparto: Toby Jones, Antonio Mancino, Fatma Mohamed, Suzy Kendall, Justin Turner, Susanna Cappellaro, Hilda Péter, Pal Toth, Guido Adorni, Chiara D’Anna, Eugenia Caruso, Tonia Sotiropoulou, Cósimo Fusco, Lara Parmiani, Miklos Kemecsi, Katalin Ladik, Jozef Cseres, Jean-Michael van Schouwburg

Productora: UK Film Council, Film 4, Warp X, ITV Yorkshire

Idioma: Inglés

Duración: 94 min.

País: Reino Unido

Año: 2012

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