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La narrativa de The Red Strings Club mezcla tragos y estética cyberpunk en una historia sobre la naturaleza humana y sobre el precio de la felicidad posible desarrollada con la nostalgia noventosa del pixel-art –elemento en alza dentro del género cyberpunk gracias en parte a gifs populares en Tumblr, como los de la artista Waneella–. Creado por el pequeño estudio valenciano Deconstructeam y distribuido por el prestigioso publisher Devolver Digital, que apuesta por los proyectos de autor, The Red Strings Club fue lanzado el año pasado para PC (fue incluido en la reseña de fin de año para El Suplemento Cultural de ABC sobre los tres mejores videojuegos del 2018) y este año ha sido lanzado para Nintendo Switch.
En la pixelada pantalla de inicio, mientras un piano melancólico –la música, mezcla de sintetizadores e instrumentos de estudio que evoca un jazz clásico, es uno de los aciertos de este juego– disputa con el ruido de los truenos y el ritmo de la lluvia que golpea los vidrios, vemos a través del enorme ventanal paneles de led con anuncios desconocidos, vehículos que viajan raudos no sabemos a dónde, tinieblas que de vez en cuando rompe el fugitivo resplandor de un relámpago.
Luces de neón e íntima penumbra de bar nos introducen en un universo donde la poderosa corporación Supercontinent Ltd ha desarrollado un implante cibernético, un dispositivo pensado para ser introducido en los cuerpos a fin de asegurarles la felicidad. Se trata del Bienestar Psíquico Social o BPS, sistema de control mental que puede aislar estados emocionales como la rabia, la depresión o la angustia y controlarlos utilizando la propia fisiología del sujeto. Una tecnología capaz de suprimir estados emocionales negativos para crear seres humanos más eficientes en pos de una sociedad donde la convivencia sea armoniosa.
En estos tiempos de linchamientos virtuales y masacres reales, de discursos polarizados, antagonismos exacerbados y hate speech de todo tipo, puede que no parezca tan mala idea. ¿Pero se puede suprimir parte de la naturaleza humana sin suprimir lo que la hace humana? Es lo que este videojuego busca que te preguntes. ¿Qué es lo humano? ¿Qué nos hace humanos? Con The Red Strings Club, el ciberpunk retoma su función crítica de reflexión sobre la tecnología en tanto potencial factor de transformaciones capaces de afectar la consciencia, la subjetividad y el albedrío.