Impacto económico y social

Cada 1 de junio, el mundo se une para celebrar el Día Mundial de la Leche, una fecha instituida por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

Esta conmemoración es un reconocimiento a su papel como alimento esencial, su impacto económico y social, y su contribución innegable a la salud y el bienestar de millones de personas en todo el planeta.

La leche ha acompañado a la humanidad desde hace más de 11.000 años, cuando se inició su consumo con la domesticación del ganado en Medio Oriente.

Desde entonces, ha sido una fuente inagotable de nutrientes vitales.

Su composición, un 87% de agua y un 13% de una compleja mezcla de proteínas como la caseína (que le da su característico color blanco), grasas, lactosa, vitaminas esenciales (A, D, complejo B) y minerales como el calcio, el fósforo y el potasio, la convierte en un alimento casi perfecto para todas las edades.

Pilar de desarrollo sostenible

El impacto de la producción láctea trasciende lo nutricional. A nivel global, y en particular en nuestro país, el sector lechero es un motor económico y social.

Miles de familias dependen directamente de la actividad en tambos, fábricas y puntos de venta, generando ingresos y dinamizando las economías locales y nacionales.

La producción de leche, aunque demandante, es una actividad que contribuye al desarrollo rural y a la sostenibilidad de muchas comunidades.

Calidad en cada gota

El compromiso con la calidad y la seguridad alimentaria es primordial para la industria láctea.

Desde la granja hasta la mesa del consumidor, se implementan rigurosos controles de trazabilidad, cadena de frío y procesos de certificación para asegurar que cada gota de leche cumpla con los más altos estándares.

Esta dedicación garantiza que los productos lácteos no solo sean nutritivos, sino también seguros y confiables para el consumo diario.

La innovación es una constante en el sector. Las empresas lácteas invierten en investigación y desarrollo para ofrecer una gama cada vez más amplia de productos que se adaptan a las diversas necesidades nutricionales de los consumidores, como las fortificadas y sin lactosa.

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