Autoexigencia crónica: cuando ni siquiera el descanso te relaja

La autoexigencia es cada vez más común. La búsqueda de la perfección y el cumplimiento de metas autoimpuestas no parece tener fin y, el resultado, un desgaste mental y físico tan agudo que ni el descanso relaja, tampoco.

Hombre sigue con su trabajo en medio de sus vacaciones.
Hombre sigue con su trabajo en medio de sus vacaciones.Shutterstock

Regresaste de unos días de descanso y, lejos de sentirte descansado, apenas aguantaste los días posteriores en el trabajo; o volviste de tus paradisíacas vacaciones en la playa el último verano con hermosas fotos para redes pero, la fatiga tanto física como mental, parece no haberse ido con las olas del mar. ¿Qué pasa?

La autoexigencia crónica va más allá del simple deseo de hacer las cosas bien. Se trata de una presión interna constante que lleva a las personas a establecer estándares extremadamente altos y a sentirse insatisfechas incluso cuando logran sus objetivos. Este ciclo puede crear una espiral de estrés y ansiedad que afecta todos los aspectos de la vida.

Puede llamarse crónica cuando sentís que es algo que venís arrastrando hace mucho. Tiene algunos síntomas comunes a los que deberías empezar a prestar atención para que esto no termine afectando tu calidad de vida.

La incapacidad para desconectar es el primer signo de alerta. ¿Qué significa esto? Las personas afectadas tienen dificultades para relajarse, aún cuando están físicamente alejadas de sus tareas diarias.

Significa que siguen estando pendientes del teléfono laboral o el correo electrónico “por si acaso”, siguen pensando en pendientes que no pueden resolver en ese momento; o continúan sin poder dejar de hablar de algo que les preocupa, hasta en fiestas con la música a todo volumen.

La persona constantemente autoexigida sufre de perfeccionismo extremo, se obsesiona con los detalles y rara vez se siente satisfecha con sus logros. Además, ejerce una autocrítica constante, mantiene un diálogo interno negativo, centrándose en sus errores y percibiendo sus éxitos como insuficientes. ¿Te resuena?

Todo esto puede venir acompañado de baja autoestima, ya que, a menudo, el valor personal se mide únicamente en términos de logros y productividad.

Lo que autoexigirse sin fin puede provocar en la salud, y cómo superarlo

La autoexigencia crónica no solo afecta el bienestar emocional, sino que también puede tener serias repercusiones en la salud física. El estrés prolongado asociado con esta mentalidad puede llevar a problemas como insomnio, trastornos digestivos, enfermedades cardiovasculares e incluso un mayor riesgo de depresión y ansiedad.

Imagen ilustrativa: los médicos no descansan ante largas guardias y esto puede hacer que cometan errores, mencionan.
Insomnio.

Superar esta crónica necesidad de exigirse requiere un enfoque consciente y una serie de estrategias destinadas a cambiar la forma en que una persona se relaciona consigo misma y sus objetivos.

En lugar de centrarse en resultados perfectos, es esencial apreciar el esfuerzo y el progreso, lo que implica replantearse el significado del éxito como algo más que la consecución de metas estrictas.

Tratarse a uno mismo con la misma amabilidad y comprensión que se ofrecería a un amigo puede ayudar a cultivar una relación más saludable con los propios fallos y retos. Y aprender a decir “no” y establecer límites claros es fundamental para evitar el agotamiento. Esto incluye programar momentos regulares para descansar y desconectar sin sentimientos de culpa.

No está de más practicar mindfulness y meditación, herramientas que pueden ser muy útiles para mantenerse en el momento presente y reducir la rumiación sobre logros pasados o futuros, errores cometidos, decisiones dudosas, etc.

Mundo hiperestimulado.
Mujer meditando.

La rumiación es un proceso mental que consiste en darle vueltas repetitivamente a los mismos pensamientos, especialmente cuando son negativos, sin llegar a una solución concreta. Rumiar no es lo mismo que reflexionar, ya que lo segundo implica pensar de forma constructiva, con intención de aprender o actuar mientras que la rumiación es inútil y agotadora, centrada en el problema, y no en la solución.

Es importante darse cuenta cuando la autoexigencia crónica comienza a afectar gravemente la vida diaria, y buscar la ayuda de un profesional de la salud mental, que puede ayudar en la recuperación.

Encontrar de vuelta un equilibrio es que cada pausa del trabajo sirva para recuperar energías, o que cada momento tirado en una hamaca sirva para relajarse completamente y no para seguir pensando en problemas.

Restablecé tu centro y disfrutá de las salidas con amigos o una buena comida sin tener que estar pendiente de las notificaciones del celular, respirá hondo cada vez que estés observando un nuevo paisaje o sencillamente sumergite en la película que estés viendo.

Todo aquello que requiera de tu completa atención por unos instantes y te saque del bucle de los pendientes estará ejerciendo algo de ayuda para que dejes la autoexigencia a un lado por un rato.

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