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Desde el agua hasta los tés e infusiones, cada bebida tiene propiedades únicas que pueden contribuir a nuestra salud de distintas maneras. Por ejemplo, el agua sin gas es el componente más crucial para la hidratación del cuerpo.
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Consumir suficiente agua ayuda a mantener el equilibrio de electrolitos, soporta el metabolismo celular y facilita la eliminación de toxinas a través del sistema excretor. También ayuda a mantener la piel hidratada y puede mejorar las funciones cognitivas.
El agua con gas, al igual que el agua sin gas, mantiene la hidratación. A menudo puede proporcionar una sensación refrescante, que puede hacer que beberla sea más agradable para algunas personas. Además, el agua con gas puede ayudar a aliviar la indigestión y mejorar transitoriamente la sensación de saciedad.
Gaseosas, agua tónica y saborizadas
Aunque las gaseosas no son conocidas por sus beneficios para la salud, el consumo moderado puede complementar el aporte energético en situaciones concretas.
Las versiones bajas en azúcar ofrecen una alternativa menos calórica, pero deben consumirse con moderación, debido a los altos niveles de azúcar y aditivos.
El agua tónica, por su parte, contiene quinina, un compuesto que puede ayudar a aliviar calambres musculares leves. Aunque tiene un sabor amargo característico, a menudo se utiliza en cócteles, y puede ser refrescante cuando se consume de manera ocasional.
Las aguas saborizadas pueden ofrecer una alternativa sabrosa y baja en calorías en comparación con las bebidas azucaradas, ayudando a aumentar el consumo de líquidos sin una ingesta significativa de azúcar. Es crucial elegir opciones sin azúcares añadidos para obtener los máximos beneficios.
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¿Café o té?: más allá de las preferencias
El café es una fuente rica de antioxidantes y puede mejorar la atención y el estado de alerta debido a su contenido de cafeína. Estudios sugieren que el café regular puede reducir el riesgo de enfermedades como el Parkinson y la diabetes tipo 2.
El café descafeinado ofrece algunos de los mismos beneficios antioxidantes que el café tradicional, sin los efectos estimulantes de la cafeína. Esta opción es ideal para quienes son sensibles a la cafeína o desean disfrutar del sabor y beneficios del café sin afectar el sueño u ocasionar nerviosismo.
Para quienes estén pensando en incluir tés a su rutina ahora que las temperaturas empiezan a bajar, hay que decir que el té verde, así como el negro, oolong y blanco, son ricos en catequinas y otros antioxidantes que pueden contribuir a reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y promover una mejor salud cerebral.

También están las infusiones de hierbas, como la manzanilla o el jengibre, que no contienen cafeína y pueden ofrecer beneficios específicos, como efectos calmantes (manzanilla) o propiedades digestivas (jengibre). Si te gusta la menta, aprovechá sus propiedades refrescantes y calmantes, que ayudan a aliviar problemas digestivos y pueden reducir dolores de cabeza.
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También son muy beneficiosas las infusiones de anís (favorece la digestión, alivia gases y cólicos estomacales) y la infusión de tilo, relajante del sistema nervioso, ideal para reducir el estrés y mejorar el sueño.
Bebidas heladas: sí o no
Las bebidas heladas, como el té frío y el café frío, ofrecen una opción refrescante en días cálidos. Estas bebidas retienen muchos de los beneficios de sus contrapartes calientes y pueden ser una fuente de hidratación agradable.
Es importante decir que beber bebidas heladas en sí no es perjudicial para la salud, pero su impacto depende del contexto. Si bien en climas cálidos pueden ayudar a refrescarte, el cuerpo a veces responde generando más calor.
En personas sensibles, las bebidas muy frías pueden causar molestias digestivas, irritación en la garganta o cefaleas por el frío. En general, es recomendable consumirlas con moderación y evitar tomarlas en grandes cantidades de golpe.