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El último escandalete que entretiene a nuestra opinión pública tiene que ver con el espionaje a una compañera de este diario por parte, nada más y nada menos, que del sistema de inteligencia del ejército. No guarda relación con la seguridad nacional ni con la lucha antiterrorista contra la guerrilla armada que azota una amplia región del país, sino simplemente para saber quién está informando, desde adentro, sobre actividades no muy claras adentro de los cuarteles.
Esto se puede considerar un detalle a pesar de la gravedad que entraña y la amenaza que conlleva a la libertad de expresión y la libertad de prensa. Sin embargo, no se le ha dado ninguna importancia a la reciente creación, en Bolivia, de una escuela de “comando militar antiimperialista” que estará ahora, de acuerdo al Gobierno de Evo Morales, “para la defensa del pueblo y no del imperio”. La nueva “escuela” se encuentra en la localidad de Warnes, ubicada a unos 30 kilómetros al norte de la ciudad de Santa Cruz de la Sierra, capital del departamento del mismo nombre y que limita con nuestro país, al norte del Chaco.
Las crónicas periodísticas señalan que la divisa de la Cuba de los Castro, “¡Patria o muerte!”, se escuchó continuamente en el acto de inauguración. Este año la escuela recibirá a cien alumnos y el paso por sus aulas será obligatorio para ascender al grado de capitán. De acuerdo al general Gonzalo Durán, jefe de las tres fuerzas militares, “el imperialismo, por sus intereses ideológicos, políticos y económicos, hizo que las Fuerzas Armadas se enfrenten con su pueblo en tiempos de dictadura”.
En pocas palabras, lo que está haciendo Evo Morales es ideologizar a su ejército. Y esto no es fruto de un pensamiento “conspiranoico” sino la preocupación fue expuesta por figuras de la propia oposición boliviana lamentando que las fuerzas militares “estén sometidas a la ideología de la élite en el poder, que además es partidaria del totalitarismo comunista como el que rige en Cuba”.
Se han escuchado voces críticas como la del dirigente opositor Samuel Doria Medina quien dijo que “Morales subordina las FF.AA. a la rosca en el poder”. Y un excomandante del Ejército y excongresista, el general Marcelo Antezana, dijo que “Evidentemente en la Escuela de las Américas (centro estadounidense para militares de Latinoamérica) trataron de imponernos la doctrina de la seguridad nacional con el enemigo interno que eran los socialistas. Pero Bolivia siempre ha tenido ‘enemigos internos’ (..), ¿acaso no llama enemigos el gobierno del presidente Morales a los que piensan diferente?”
En nuestro país nadie parece preocupado por la deriva totalitaria del gobierno de Morales y su defensa apasionada del “bolivarianismo” o “chavismo“, como prefieran llamarlo. Ahora mismo se está enfrentando con la prensa a la que culpa de haber perdido el referéndum por la reelección que, de ganarlo, le habría permitido gobernar incluso más allá de su muerte, como sucede con Chávez en Venezuela o Perón en Argentina. Tener un ejército altamente ideologizado no solo es peligroso internamente como lo vimos con aquellos militares que pasaron por la famosa Escuela de las Américas y terminaron instaurando dictaduras despiadadas y crueles, sino también para sus vecinos. No se debe olvidar que Bolivia ha tenido y sigue teniendo problemas de límites con Chile, al que le reclama salida al mar; con Perú y con Paraguay por la posesión del Chaco. Fue motivo de una guerra: 1932-1935, que Bolivia perdió pero no estoy seguro que haya renunciado tan fácilmente a aquellas pretensiones.
Este es el panorama. Mientras tanto, más nos preocupa saber quién se fue con el chisme a la prensa de la ONG de la esposa de un general instalada en pleno cuartel del marido. Cuando el enemigo se nos venga encima nos preguntaremos: ¿El enemigo? ¿Qué enemigo? Entonces ya será tarde.
jesus.ruiznestosa@gmail.com