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BRASILIA (Reuters, AFP). Eduardo Cunha está acusado de cobrar al menos 5 millones de dólares en sobornos vinculados a contratos para dos busques sonda construidos para la compañía controlada por la estatal Petrobras.
Antiguo aliado de Rousseff (Partido de los Trabajadores), se enfrentó con la ya expresidenta cuando comenzó a sentir el cerco de la Justicia. En respuesta, utilizó su poder para liderar el proceso que terminó con la destitución de Rousseff y su sustitución por Michel Temer, el pasado 31 de mayo.
Perdió sus fueros al ser destituido el mes pasado por sus colegas en la Cámara de Diputados, por ocultar cuentas bancarias en Suiza.
La llamada “Operación Lava Jato” (lavadero de autos) echó luz sobre un esquema de sobornos empresariales a directivos de Petrobras designados por partidos políticos para manipular las licitaciones, sobrefacturar las obras y luego distribuir el excedente para enriquecerse y financiar campañas.
Cunha, quien hasta hace unos meses parecía intocable y tenía una notable influencia en la Cámara de Diputados; será enviado el miércoles por la noche a Curitiba, en el sur del país, donde enfrentará un juicio a cargo del juez anticorrupción Sergio Moro, el respetado magistrado que también investiga al expresidente Lula da Silva, en tres procesos.
El presidente Temer, que debe concluir el mandato de Rousseff hasta 2018, ya no tendrá a su lado a su inquietante compañero del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB). Esta agrupación política ha sido el aliado de prácticamente todos los gobiernos desde el fin del régimen militar en Brasil en 1985.
Los fiscales federales de Brasil dijeron que Moro aceptó el pedido de que sea arrestado “preventivamente”, debido a que “varios hechos muestran la voluntad de Eduardo Cunha de obstruir la investigación”. Eso significa que el excongresista podría quedar detenido por un período indefinido.
Cunha calificó su detención de “absurda”, en un breve comunicado que difundió por las redes sociales.
Hasta la fecha, casi 200 ejecutivos y expolíticos, incluyendo al expresidente Lula da Silva, han sido acusados en la investigación de Petrobras y 83 han sido encontrados culpables.
Dos fuentes cercanas a Temer dijeron que la orden en el palacio presidencial es guardar silencio sobre el arresto de Cunha, sobre todo por la preocupación de que pueda convertirse en testigo del Estado e implicar a otros políticos de su partido el PMDB, a quienes criticó por no defenderlo de las acusaciones que enfrenta.