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Finalmente, el senador cartista Gustavo Leite, cazador de “oenegeros” a los que desea matar “social y políticamente” –según sus propios dichos en un audio de WhatsApp que por torpeza envió a un grupo equivocado–, resultó ser, además de oenegero, uno nada transparente, como él mismo quiso definirse al verse descubierto por nuestro diario. Lo más preocupante, reveló que la persecución que han desatado sobre organizaciones sin fines de lucro lo hacen desde una comisión que supuestamente combate el lavado de dinero, una definición en la cual Leite se desbarrancó estrepitosamente ayer al confirmar que ni siquiera sabe su definición.
Pese a haber tenido cuatro días para aclarar su “transparencia” como oenegero –unas 96 horas– al finalizar su enrevesada aclaración donde nada aclaró, dejó más dudas que certezas y sobre todo la realidad de que no ha cumplido con principios que andaba exigiendo a las oenegés. Es más, siendo él mismo una “Persona Políticamente Expuesta” no cumplió con los mínimos requisitos exigibles ante la Secretaría de Prevención de Lavado de Dinero o Bienes (Seprelad) que él andaba vociferando a los demás que incumplían. La “comisión garrote” andaba repartiendo parte del “Informe de Evaluación Mutua del Paraguay” de Gafilat según el cual las organizaciones sin fines de lucro (OSFL) no tenían el riesgo de ser abusadas por terroristas u organizaciones terroristas, pero sí tenían un alto riesgo de ser usadas para otros delitos como la corrupción.
Un nervioso senador cartista Gustavo Leite ayer no pudo aclarar muchas cosas y mintió en otras. MINTIÓ cuando dijo que no usan plata pública: solamente los 233.000.000 de guaraníes que le fueron financiados por Itaipú pulverizan su historieta por cuanto el dinero de la binacional, proveniente en su gran mayoría de gastos sociales de la entidad, es dinero público, plata perteneciente al Estado paraguayo. MINTIÓ también cuando dijo primero que estuvo atado a la oenegé hasta el año pasado, y después dijo que estuvo hasta el año antepasado según las actas. El senador Gustavo Leite ya era autoridad electa en la República del Paraguay cuando se mofó del ordenamiento legal por cuanto no hizo constar en su declaración de bienes el conflicto de intereses de la oenegé de la cual era tesorero y su esposa presidenta. Es imposible –por el momento– saber en cuántas cosas más mintió porque se negó a mostrar el respaldo documental.
A la hora de aclarar los fondos de la oenegé que le fue descubierta por nuestro diario, admitió TRES grandes contribuyentes en dinero. El primero de todos, él mismo, con un financiamiento de casi 300.000.000 guaraníes; el segundo en jerarquía fueron los fondos que le fueron proporcionados por la Tabacalera del Este (Tabesa), propiedad en ese entonces de Horacio Cartes –unos 260.000.000 de guaraníes–. Y el tercer donante en jerarquía de importancia fue el financiamiento de la binacional Itaipú, unos 233.000.000 guaraníes.
Entre los siguientes donantes en orden de relevancia aparecen importantes empresas de juegos de azar, como Talisman SA, que les proporcionó unos 120.000.000 de guaraníes, y Gambling SA, con otros 50.000.000 de guaraníes.
La aclaración menos aclarada de Leite es que, del total admitido como dinero donado a su oenegé, que trepa a la friolera de más de 2.010.000.000 de guaraníes, hay una bolsa no discriminada de unos 847.978.231 guaraníes donados que no fueron transparentados, por lo cual no sabemos si involucran dinero público o privado, fondos con o sin trazabilidad. Muy convenientemente, el cazador de “oenegeros”, después de haberse declarado transparente, dijo que él transparentaría el resto cuando las otras oenegés lo hagan. Es lo que podría decirse, en lenguaje coloquial, el cazador terminó cazado y en su propia trampa.
Para rematar la aclaración nada clara del nervioso senador cartista –que apareció escoltado por escuderos como el senador satélite cartista Dionisio Amarilla, el senador neocartista y jefe de bancada, Natalicio Chase, y hasta el presidente del Senado, el también cartista Basilio “Bachi” Núñez– Leite hizo una DEPLORABLE declaración sobre lo que él entiende de lo que es el lavado de dinero:
“¿Cuál sería lavado de dinero? Lavado de dinero sería si sobrara plata. Lavado de dinero sería si compráramos a nuestra ferretería. Lavado de dinero sería si compráramos un auto de una concesionaria que yo tengo. Yo no hice nada de eso. Yo lo único que hice fue ayudé y puse plata”.
Terrorífica y peligrosa ignorancia la de Leite. Peligrosa porque en nombre del lavado de dinero, y desde su curul senatorial en general y desde la Comisión en la que participa activamente en particular, en nombre del lavado de activos y de posibles crímenes financieros, está persiguiendo a ciudadanos a los que desea su muerte “social y políticamente”. Según su saber, lavado de dinero es solamente si sobra plata, y si además con ese sobrante comprara de su ferretería, o de su concesionaria.
Los grandes manuales disponibles provenientes de GAFI o Gafilat podrían sacarlo de su ignorancia y aclararle que el lavado de dinero es el proceso a través del cual se ENCUBRE el origen de los fondos generados mediante el ejercicio de algunas actividades ilegales o criminales, por ejemplo, narcotráfico, contrabando de armas, de cigarrillos, corrupción, desfalcos, etc.
Considerando que prometió que en las próximas horas trataría de poner en orden todo lo que falta regularizar ante Seprelad, donde por cierto él acude a reuniones con alguna frecuencia, uno hubiera esperado que su actual titular, Liliana Alcaraz, lo pusiera al tanto de lo que es el lavado de dinero. Ojalá que aprovechen e “ilustren” al señor senador no solo sobre lo que es lavado de dinero, sino también lo que es trazabilidad de activos, conflicto de intereses, Persona Políticamente Expuesta (PEP, que es él y su esposa también) y que de yapa le obsequien una brújula que distinga con algún acierto cuál es el norte de las persecuciones que realizan, y para salvaguardar qué intereses y de quiénes. Finalmente estamos descubriendo, y con horror, que quien lleva la voz cantante en la pomposamente denominada “Comisión conjunta de investigación de carácter transitorio para la investigación de hechos punibles de lavado de activos contra el patrimonio del Estado, contrabando y otros delitos conexos” no entiende una pizca de lo que se trata aquello que él planea, organiza y dirige según se escuchó en el patético audio que admitió como suyo, donde trató de boludo al Presidente de la República, de incoherentes a los ciudadanos que militan en organizaciones civiles y de cómo matar paraguayos “social y políticamente”. Por de pronto, el cazador terminó ayer cazado… y por su propia trampa.
Y con tanta chapucería de por medio que debería avergonzar al Gobierno, compuesto por los tres Poderes del Estado, puede concluirse que esta “comisión garrote” no puede continuar un día más, por el bien del Paraguay. Y en cuanto al Poder Legislativo, se puede afirmar que es el mayor escándalo que parió en los últimos tiempos, de los muchos que ya ha parido.