El Gobierno ninguneó a la salud pública

Desde que Santiago Peña asumió el cargo en agosto de 2023, nos ha acostumbrado a expresiones grandilocuentes, no pocas veces aludiendo a proyectos o logros a los que suele calificar como los más importantes “en la historia del Paraguay”. Lamentablemente pocos son los que se han concretado hasta ahora, y otros se han desinflado, como el que fue anunciado a comienzos de mayo como una “reivindicación histórica para el Paraguay”, la supuesta inmediata venta de nuestra energía al Brasil, pero hasta ahora no se ha vendido ni un kv. Sobre la salud pública también realizó grandes anuncios. Si bien siempre hubo quejas en Gobiernos anteriores, no se recuerdan tantos reclamos de la gente como los que se están produciendo ya de un tiempo a esta parte, sea por mala atención o enormes precariedades, además de falta de higiene y hasta presencia de alimañas, lo que debería llenar de vergüenza a las autoridades nacionales –con el jefe de Estado a la cabeza– y a las sanitarias en especial.

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Desde que Santiago Peña asumió el cargo en agosto de 2023, nos ha acostumbrado a expresiones grandilocuentes, no pocas veces aludiendo a proyectos o logros a los que suele calificar como los más importantes “en la historia del Paraguay”. Lamentablemente pocos son los que se han concretado hasta ahora, y otros se han desinflado, como el que fue anunciado a comienzos de mayo como una “reivindicación histórica para el Paraguay”, la supuesta inmediata venta de nuestra energía al Brasil, pero hasta ahora no se ha vendido ni un kv. Sobre la salud pública también realizó grandes anuncios, como la construcción de seis nuevos hospitales, y aludió al mejoramiento de los servicios. Pero, si bien siempre hubo quejas en gobiernos anteriores, no se recuerdan tantos reclamos de la gente como los que se están produciendo ya de un tiempo a esta parte, sea por mala atención o enormes precariedades, además de falta de higiene y hasta presencia de alimañas, lo que debería llenar de vergüenza a las autoridades nacionales –con el jefe de Estado a la cabeza– y a las sanitarias en especial.

Volvamos a la situación del Hospital Nacional de Itauguá, invadido por ratones y cucarachas, con obras de infraestructura paralizadas desde hace un año y medio. Tras las vergonzosas publicaciones, los doctores José Ortellado y Ana Collante, viceministro de Vigilancia y Rectoría de la Salud y directora de Hospitales Especializados, respectivamente, creyeron oportuno visitar el mayor nosocomio del país, que recibe a alrededor de dos mil pacientes por día, para supervisar la limpieza y el mantenimiento del lugar, como si no hubieran tenido la menor idea de la situación reinante allí desde hace mucho tiempo. Ahora conviene que también visiten, por ejemplo, el atestado Hospital General Materno-Infantil de San Lorenzo-Calle’i, para tomar nota de la falta de remedios, de insumos y de médicos, así como de la abundancia de moscas y de gatos.

Aparte de la corrupción, del derroche y de la ineptitud, el aparato estatal está signado por la desidia, tanto del funcionariado como de las autoridades políticas. El Dr. Jesús Irrazábal, jefe de Urgencias Pediátricas del nosocomio de Itauguá, puso el dedo en la llaga al atribuir su dramática situación a la “negligencia política”, señalando al respecto que “están los que tienen la lapicera para actuar y no se terminan los trabajos”. Y agregó que el problema está “ahí donde se firma”, y que la ministra María Teresa Barán “es solo la gestora de los inconvenientes”. Puede pensarse entonces que quien pone palos en la rueda sería “el que tiene la lapicera”. ¿Santiago Peña?

A la denuncia de inoperancia burocrática se suma la de discontinuidad en la ejecución de las políticas públicas. Según la Dra. Yolanda González, exdirectora general del hospital de Itauguá, el actual Gobierno abandonó los proyectos de infraestructura aprobados por el anterior, como el relativo al área de terapia intensiva neonatal, donde se registraría ¡el fallecimiento diario de tres a cuatro recién nacidos! Y conste que el jefe de Estado señaló el 15 de agosto de 2023 que “en salud, los errores o negligencias se pagan con vidas”.

El último 1 de julio, el presidente se ufanó en su informe al Congreso de avances realizados en el sistema de salud, aunque llegó a admitir ante la prensa que no estaba satisfecho con lo alcanzado, algo comprensible porque en su discurso inaugural dijo “basta de largas filas de espera, agendamientos interminables, equipamiento que no se usa por falta de insumos, de mantenimiento o de personal.” Es de temer que estos agudos problemas persistan, por lo cual él mismo hubiera dedicado más tiempo a las cuestiones de Estado en vez de recorrer el mundo con frecuencia, en viajes improductivos o para asistir a actividades deportivas, o hasta entrevistas faranduleras.

Pues bien, esta es nuestra desgarrante realidad en materia de salud. Y conste que el expresidente de la República, titular del partido y del movimiento gobernante, Horacio Cartes, suele sostener que “la salud de la República depende de la salud del Partido Colorado”. En ese caso, no estaría mal que esta agrupación política reciba un urgente tratamiento.

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