Asunción no es acogedora para visitantes, menos para sus habitantes

Sin duda, Asunción no será acogedora para quienes la visiten con motivo de la 54ª Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, a realizarse del 26 al 28 de junio próximos en la sede de la Confederación Sudamericana de Fútbol. Felizmente para ellos, permanecerán poco tiempo en la “madre de ciudades”, así que no sufrirán tantas penurias como sus pobladores y quienes arriban a ella a diario desde otras zonas del país. Se librarán así de los sufrimientos propios de una urbe inhóspita, en la que los servicios municipales no sirven para mejorar la calidad de vida de la gente.

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Sin duda, Asunción no será acogedora para quienes la visiten con motivo de la 54ª Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos, a realizarse del 26 al 28 de junio próximos en la sede de la Confederación Sudamericana de Fútbol. Si bien este local está en la zona de Luque, sin duda muchos de los participantes se hospedarán en Asunción y recorrerán la ciudad. Felizmente para ellos, permanecerán poco tiempo en la “madre de ciudades”, así que no sufrirán tantas penurias como sus pobladores y quienes arriban a ella a diario desde otras zonas del país. Se librarán así de los sufrimientos propios de una urbe inhóspita, en la que los servicios municipales, la infraestructura, el tránsito y la salubridad no sirven para mejorar la calidad de vida de la gente, tal como manda la Ley de Capitalidad desde hace catorce años. Al contrario: las basuras acumuladas, el pésimo estado de las calles y avenidas, las aceras rotas, la polución sonora y las plazas abandonadas o invadidas, entre otras desgracias, hacen que Asunción no sea un orgullo nacional, sino más bien una vergüenza.

Una administración presuntamente corrupta e incapaz, que prioriza las necesidades de una vasta clientela enchufada en el Presupuesto, no puede ofrecer más que molestias cotidianas a los contribuyentes que la mantienen. La Municipalidad capitalina se ocupa antes que nada de sí misma, según se desprende de que el año anterior haya gastado 726.000 millones de guaraníes en sueldos, bonificaciones y aguinaldos de unos nueve mil funcionarios, contratados y jornaleros. Esta suma equivale a nada menos que 85% de los ingresos tributarios, aunque se haya previsto que solo llegue a la mitad, inflando el Presupuesto mediante el procedimiento de estimar una recaudación mucho mayor que la que cabría esperar. Se supuso un ingreso corriente de 1,7 billones de guaraníes (US$ 230 millones), pero solo se alcanzaron 956.000 millones (US$ 128 millones).

El pésimo intendente Óscar Rodríguez (ANR, cartista), que reside en un área lujosa de Lambaré y por ende está libre de molestias varias, lamenta que la evasión de los tributos municipales ascienda al 50%, lo que resulta en cierto modo comprensible –aunque no justificable– dada la insignificante contraprestación municipal. Es su deber combatirla, pero también demostrar con hechos que el dinero de los contribuyentes asuncenos sirve para algo más que mantener un plantel superpoblado: le costará mucho ganar su confianza, pues no goza de mucha credibilidad, más aún tras el descomunal escándalo de los más de 500.000 millones de guaraníes desaparecidos hasta hoy, ante la indiferencia de la gran mayoría de los concejales.

A ciertos inspectores municipales les habría disgustado que en esa bomba de tiempo que es el Mercado N° 4 se venda para el “Judas kái” un muñeco de trapo con la imagen de su jefe máximo: sería el más demandado por los clientes, señal de que el desprestigio del intendente es mayúsculo, por muy buenos motivos.

Vivir en la capital del país dista de ser envidiable, sobre todo en ciertos barrios carentes de obras y de servicios básicos. Desde luego, no se trata de lavar a los apurones el rostro de Asunción solo para darles una buena imagen durante unos días a visitantes ilustres, sino de que ella sea en todo tiempo una capital agradable por tener una Municipalidad honesta y eficiente.

Sería ilusorio esperar que el actual intendente ponga fin a la calamidad reinante, de modo que solo resta aguardar que la Contraloría General de la República dictamine acerca del tremendo agujero generado por los bonos para obras físicas y que, eventualmente, el Poder Ejecutivo disponga la intervención, previo acuerdo de la Cámara de Diputados. Es de esperar que así sea. Los contribuyentes asuncenos lo agradecerán.

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