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DT de fútbol
¿Por qué será que últimamente no tenemos en el Paraguay un compatriota triunfador en esta profesión, que sea profeta en su tierra? En los países vecinos, Argentina, Brasil o Uruguay, la mayoría de los equipos grandes y chicos, por no decir todos, tienen directores técnicos nacionales, y los tres países nombrados, que ya fueron campeones del mundo, siempre tuvieron DD.TT. nacionales para su selección.
Tenemos algunos directores técnicos paraguayos en actividad en el extranjero. No nombro a nadie para no olvidarme de alguien, y también en el país, algunos que ya tuvieron experiencia dirigiendo equipos extranjeros y hasta de selección. También hoy tenemos algunos DD.TT. paraguayos en actividad en clubes locales, que están realizando un buen papel en el campeonato local, y también en un torneo internacional, en disputa (la Copa Sudamericana).
Hoy que la elección del DT para las próximas eliminatorias está difícil encontrar, ya que algunos extranjeros de renombre sondeados están fuera del alcance de la APF por sus exigencias financieras, por qué una vez más no nombramos un profesional paraguayo, dándole todo el apoyo, en vez de estar barajando nombres, que no son mejores de los que tenemos en el país.
Me pregunto: ¿Qué es lo que tiene la práctica del fútbol tan diferente en otros países, de lo que se practica en nuestro país? Si la elección puede ser un fracaso con un paraguayo, lo mismo puede ser con un extranjero, que sabemos no son mejores que los connacionales. Y vuelvo a poner de ejemplo a los países vecinos, que cuando un profesional de su país fracasa en su selección, inmediatamente es nombrado otro compatriota, y no están buscando extranjeros.
Lastimosamente, ya no podemos contar con un Manuel Fleitas Solich, Aurelio González, Arnulfo Miranda, César López Fretes y otros, todos paraguayos, con corazón y sangre paraguaya. Y les dejo un pensamiento muy particular: el director técnico de la selección paraguaya, como es del Paraguay, tiene que ser, por un decreto ley..., paraguayo!
Alejandro Crosa
CI N° 218.950
José Segundo Decoud
Me refiero al libro publicado por el Dr. Bernardino Cano Radil, con la biografía del personaje del acápite. En todos los casos, es indispensable, para mayor comprensión del personaje a describir, publicar los datos referentes a la clase social a que pertenece. Eso es así, porque “el ser social determina el pensar”.
En el particular, tengo el dato de que la familia Decoud (no sé cuál de sus componentes) poseía al final de la Guerra una estancia (al menos una) en Limpio. Según el libro “Hace 100 años”, el sargento Toro Picha’i, notable por su ferocidad en las filas del ejército paraguayo, fue contratado por un Decoud para trabajar en su estancia. Toro Picha’i era aquel comisionado por López a Concepción para poner orden en el comportamiento de la gente con relación al enemigo. Toro Picha’i se excedió en las precisas instrucciones y desató una terrible represión, especialmente de la clase alta concepcionera.
Se habla de lanceamiento de mujeres en la plaza pública, una de ellas de apellido Quevedo. Hasta el mismo López se sintió indignado ante la extrema severidad de Toro Picha’i. Ordenó su procesamiento y, en ese trámite, Toro Picha’i escapó de la guardia, huyó y se presentó en el campo enemigo. Así salvó su vida este individuo. En aquellos tiempos, terminada la guerra, el mundo era una pesadilla permanente. Había escasez de personal para cualquier trabajo, solo mendigos y mujeres que ofrecían prostituirse por una miserable ración de comida.
En ese clima, los Decoud, familia muy acomodada, decidieron elegir como capataz, para poner orden en su estancia, a este personaje cuyo simple nombre imponía terror en la gente. Según tradición transmitida por ancianos, la única felicidad que tenían los paraguayos era la casi diaria noticia de la aparición del cadáver de un soldado brasileño cosido a puñaladas en las madrugadas.
El doctor Cano Radil, al parecer, maneja la idea de que el Partido Colorado es sinónimo de “lopismo”. Eso es falso. El Partido Colorado, al igual que su gemelo el Liberal, es pollito del huevo puesto por el ejército enemigo de ocupación para eternizar su influencia. Lo mismo ocurrió con la Constitución del 70, formulada a tambor batiente, en plazo breve a la medida de los intereses industriales británicos victorianos. Esta Constitución felona fue elaborada por el ideólogo del legionarismo: José Segundo Decoud.
Manuel Vargas Talavera