En comparación con otras economías de América Latina y el Caribe (ALC), Paraguay muestra un esfuerzo relativo elevado de 21,99% en el gasto total del Estado, aunque limitado en términos absolutos. A decir, en recursos asignados. Su gasto educativo equivale al 3,41% del PIB, muy por debajo de países como Cuba (8,44%), Bolivia (8,32%) o Perú (4,24%), que destinan una proporción mayor de su producción nacional a la educación.

El gasto per cápita en Paraguay alcanzó 232 dólares por habitante, una leve caída del 0,5% respecto a 2022. Esto coloca al país muy por debajo de naciones como Chile, Uruguay, Argentina y Brasil, tal como se muestra en la infografía. A pesar de estas diferencias, Paraguay ha mostrado avances en la última década, crecimiento que revela una tendencia positiva en la priorización del sector, aunque la magnitud de los recursos aún resulta insuficiente para cerrar las brechas estructurales en infraestructura, cobertura y calidad educativa.
La Unesco sugiere destinar entre 6% y 7% del PIB a educación, nivel que Paraguay aún no alcanza. Para el Observatorio Educativo Ciudadano, el monto necesario para garantizar una educación de calidad debería aproximarse a US$ 3.272 por estudiante al año. Es de mencionar que el presupuesto aprobado 2025 para el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC) había ascendido a G. 11,9 billones, lo que implicó un incremento del 7% respecto al año anterior.
Paraguay enfrenta, por tanto, el desafío de mantener su esfuerzo presupuestario y aumentar la eficiencia del gasto. Aunque dedica una importante proporción de su presupuesto a educación, los montos absolutos siguen siendo bajos debido al tamaño de su economía y a la limitada presión tributaria. Elevar el gasto educativo al rango recomendado por organismos internacionales requerirá una ampliación sostenida de los ingresos fiscales y una mejor gestión de los recursos públicos.
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Y a modo de remarcar, el país ha logrado mejorar la prioridad otorgada a la educación dentro del presupuesto nacional, pero aún se mantiene rezagado en inversión por habitante y en proporción al PIB respecto al promedio regional. El fortalecimiento del financiamiento educativo será clave para impulsar la productividad, reducir desigualdades y garantizar una educación inclusiva y de calidad.
* Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones.
