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El primer gráfico revela que la población juvenil en Paraguay, actualmente cercana a los 1.600.000, experimentará una reducción constante durante los próximos 25 años, situándose en aproximadamente 1.300.000 hacia 2050, de acuerdo con proyecciones realizadas por el Instituto Nacional de Estadística (INE). Esta tendencia refleja el envejecimiento poblacional y una probable disminución en las tasas de natalidad, lo cual impactará en la estructura demográfica del país. A pesar de esta caída, el análisis económico no debe interpretarse como una menor presión sobre el mercado laboral, sino como una transformación de sus desafíos.
El segundo gráfico muestra la estimación de la necesidad de creación de empleo juvenil, calculada con base en dos supuestos históricos: que el 54% de la población juvenil forma parte de la población ocupada y que, en promedio, los jóvenes representan el 30% del total de personas con empleo, también sobre los antecedentes oficiales y sin que exista variación alguna en los siguientes años. Bajo este enfoque, la demanda de empleo juvenil se mantendrá en torno a los 800.000 puestos hasta 2041. De 2022 a 2024, el promedio ha sido de 850.000 puestos, conforme con el INE, lo que implica que durante más de 15 años el país deberá generar empleo a un ritmo similar al actual para absorber a la población joven que forma parte de la fuerza de trabajo.
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A partir de 2042, sin embargo, se observa una disminución progresiva de esta necesidad, en consonancia con la caída en la población juvenil. Hacia 2050, la necesidad de empleos para jóvenes descendería a poco más de 700.000, lo que implica una reducción de casi 13% en comparación con 2025.

Desafíos y planteamientos
El panorama expuesto plantea dos retos fundamentales. En el corto y mediano plazo será imprescindible mejorar la calidad del empleo y ampliar las oportunidades laborales para jóvenes, especialmente en sectores con mayor productividad y formalización. En el largo plazo, el país deberá adaptar su sistema económico y de seguridad social ante una población laboralmente activa más reducida, asegurando sostenibilidad fiscal y crecimiento económico inclusivo.
El informe Panorama Laboral 2024 de América Latina y el Caribe revelaba que la tasa de desocupación juvenil en la región se había ubicado en 13,8% en 2024, frente al 14,5% registrado en 2023. Aunque se observó una leve mejora interanual, el desempleo entre los jóvenes sigue siendo un desafío considerable, dado que su tasa de desocupación continúa en casi tres veces superior a la de los adultos. El documento advertía que el empleo juvenil constituye “uno de los mayores retos del panorama laboral de América Latina y el Caribe”, ante las persistentes dificultades que enfrentan los jóvenes para acceder a oportunidades laborales de calidad.
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Por su parte, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) enfatizaba sobre la urgencia de reformular políticas públicas que promuevan no solo la creación de empleos, sino también una inserción laboral sostenible, digna y adaptada a las nuevas tecnologías y competencias del futuro.
* Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones.