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La tasa promedio de crecimiento de América Latina en la última década ha sido de 0,9 por ciento, lo que ha llevado a la región a una trampa de bajo crecimiento. Para el actual año se proyecta una expansión de 1,8 por ciento y en el 2025 de 2,3 por ciento, revela el reciente estudio de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Los factores de incidencia en el estancamiento económico, sobre todo en los últimos años, han sido mixtos. A nivel internacional, la persistente incertidumbre vinculada al ritmo de moderación de la inflación y la velocidad de flexibilización de la política monetaria en las principales economías avanzadas tienden a debilitar el crecimiento mundial y mantener condiciones financieras restrictivas. Aunado a otros escenarios, como las tensiones geopolíticas, comerciales y climáticas.
En el contexto interno, igualmente, las presiones inflacionarias, especialmente la de los alimentos, afectan el poder adquisitivo de los hogares. La limitada política monetaria ha tenido sus implicancias en una menor dinámica de la demanda interna y, en particular, de la ya carente inversión.
A estos factores se le suma el escaso espacio de las políticas fiscales, explicado por la carga que representa el pago del servicio de la deuda pública. En materia de empleo, la dinámica se ha visto afectada por una baja productividad laboral y la poca creación de empleos formales, entre otras precariedades laborales vinculadas a la edad y género.
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Paraguay en el mapa de crecimiento
Al observar los datos de crecimiento económico entre los años 2023-2024, América Latina registró una reducción de 0,3 puntos porcentuales (p.p.) y para los años 2024-2025 se espera un aumento de 0,5 p.p. como variación interanual.
Entre los países de incidencia figura Paraguay, cuyo crecimiento entre el año pasado y lo proyectado para el actual muestra también una disminución de casi 1 y de 0.2 p.p. en el comparativo con el 2025. Sobre el punto, CEPAL proyecta una tasa de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) de 3,8% para el cierre de este año y de 3,6% para el siguiente.
Así Paraguay, y de acuerdo con estas proyecciones, crecería por encima de países como Brasil, Chile, Perú, Uruguay y Argentina, a excepción de 2025, cuando se espera que la economía del vecino país Argentina se expanda 4%.
Cómo ha evolucionado la TPM del Banco Central
La pandemia había reconfigurado todo el escenario económico a nivel mundial. Paraguay no fue la excepción por lo que había desplegado una política que permitiera mitigar los impactos en la dinámica económica para luego cambiar de dirección a fin de reencauzar la inflación.
Desde marzo hasta agosto de este año, la tasa de Política Monetaria se ha mantenido en 6% con una inflación ya acomodada dentro del rango meta. Varios factores internos y externos inciden en esta decisión del Banco Central del Paraguay (BCP), sin embargo, se espera una reducción de la tasa de referencia, al considerar que muchas empresas aún se encuentran en proceso de recuperación y precisan mejores condiciones financieras para impulsar sus proyectos.
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Por el lado del Estado, si bien la inversión en infraestructura ha venido mostrando ciertamente una reactivación, todavía es insuficiente para inyectar el dinamismo esperado en el sector como importante generador de mano de obra en el país.
Los promedios de inversión no logran recuperarse con respecto al periodo de la pandemia, cuando las inversiones superaban los US$ 1.000 millones. Si bien fue un periodo atípico, el sector de la construcción había realizado importantes inversiones en maquinaria y capital humano, dado el compromiso estatal de generar más proyectos para ir acortando la brecha de infraestructura existente en el país y que ronda los US$ 24.000 millones.
Desafíos del mercado laboral
El mercado laboral también presenta sus desafíos. Desde una lenta recuperación hasta un aumento de la población informal, que al último dato del Instituto Nacional de Estadística (INE) se registra en el país a 106.776 nuevos trabajadores informales no agropecuarios, totalizando 1.519.029 hombres y mujeres en condiciones de precariedad laboral, es decir, que no cotizan al sistema de jubilación y pensión ni los trabajadores independientes están inscriptos en el Registro Único de Contribuyentes, por tanto no generan el impacto económico que sí lo hace el empleo formal.
Finalmente, Paraguay y toda la región se enfrentan a desafíos desde el diseño de reformas estructurales hasta políticas de diversificación vinculadas al desarrollo productivo y empleo que apuntalen los componentes de cada economía para ir saliendo de la trampa de bajo crecimiento a la que se enfrentan los países de América Latina.
* Este material fue elaborado por MF Economía e Inversiones.