Datos curiosos sobre las tortugas
1. Son supervivientes de la Historia. Las tortugas son verdaderas sobrevivientes. Han existido desde la época de los dinosaurios, y aunque muchas especies han desaparecido, las tortugas han perseverado adaptándose a los cambios ambientales a lo largo del tiempo.

¡Existen desde hace más de 200 millones de años, convivieron con los dinosaurios y sobrevivieron cinco extinciones masivas! Un fósil hallado en Alemania revela que su forma apenas ha cambiado en millones de años.
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2. Diversidad asombrosa. Existen más de 360 especies de tortugas en todos los continentes, excepto en la Antártida, y estas se dividen en dos grupos principales: las tortugas marinas y las tortugas terrestres.

Cada una de ellas se ha adaptado a diferentes entornos para sobrevivir.
La tortuga laúd (Dermochelys coriacea), por ejemplo, puede superar los 700 kilogramos, mientras que la tortuga moteada (Clemmys guttata) mide apenas 12 centímetros.
3. Un hogar todo en uno. Una de las características más distintivas de las tortugas es su caparazón. Este no solo les proporciona protección, sino que también forma parte de su esqueleto, siendo una extensión de sus costillas y columna vertebral.

Esto significa que no pueden salir de ella, a diferencia de lo que muestran los dibujos animados.
4. Centenarias por naturaleza. Las tortugas son conocidas por su longevidad. Algunas especies, como la tortuga gigante de las Galápagos, pueden vivir más de 100 años e incluso hay registros de tortugas que han vivido más de 150 años.

El récord lo ostenta una tortuga de Seychelles llamada Jonathan, que sigue viva y tiene 192 años en 2025, según el Guinness World Records.
5. Navegantes naturales. Las tortugas marinas son expertas navegantes. Pueden viajar miles de kilómetros en el océano para regresar al sitio exacto donde nacieron para poner sus huevos, guiadas por el campo magnético de la Tierra.

Las tortugas marinas como la Caretta caretta recorren más de 10.000 kilómetros entre continentes. Estudios en la Universidad de Carolina del Norte demostraron que detectan el campo magnético terrestre como si tuvieran una brújula interna.
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6. Sentidos agudos. A pesar de su caparazón duro, las tortugas tienen una percepción sensorial sorprendente. Poseen un agudo sentido del olfato y visión subacuática adaptada que les ayuda a encontrar alimento y navegar.

Además, pueden detectar sustancias químicas disueltas en el agua, lo que les permite “oler” con precisión. Algunas incluso reconocen rostros humanos.
7. Mitología y cultura. En muchas culturas, las tortugas son símbolos de sabiduría, longevidad y estabilidad. En algunas mitologías, se cree que el mundo se encuentra sostenido por una tortuga gigante.

En la mitología hindú, la Tierra descansa sobre cuatro elefantes que a su vez se apoyan en una tortuga gigante. Para los pueblos originarios de América del Norte, la tortuga representa la creación del continente: la “Isla Tortuga”.
8. Expertas en economía de energía. Las tortugas son conocidas por ser criaturas de metabolismo lento, lo que les permite sobrevivir en ambientes donde la comida es escasa. Pueden reducir su ritmo metabólico y sobrevivir largos períodos sin alimento.

Algunas tortugas acuáticas pueden absorber oxígeno a través de la cloaca, una especie de “respiración anal”.
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9. Caparazones de colores. Aunque solemos asociar a las tortugas con colores tierra, algunos caparazones pueden tener tonos vibrantes.

Por ejemplo, la tortuga Carey (Eretmochelys imbricata), en peligro crítico, tiene un caparazón que refleja tonos ámbar, dorados y marrones. Esa belleza la hizo víctima de la industria del carey para joyería y peines, ahora prohibida internacionalmente.
10. Estado de conservación crítico. Muchas especies de tortugas están en peligro de extinción debido a la caza furtiva, la pérdida de hábitat y el cambio climático. Es crucial reforzar los esfuerzos de conservación para asegurarnos de que estas especies sigan poblando la Tierra.

Según la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza), más del 50% de las especies están amenazadas por la caza ilegal, el tráfico de mascotas, la pesca incidental y la pérdida de hábitat. Programas como los de la ONG Turtle Conservancy trabajan para revertir esta tendencia.