Humberto Colmán

China continental habría alcanzado un grado de maduración en su proceso de desarrollo, ejerciendo ahora mayor influencia a nivel global, con un poder que ya se ve en los préstamos que ha otorgado a muchos países en desarrollo.

Hace poco tiempo, la secretaria del Tesoro Yanet Yellen había dicho: “Un incumplimiento causaría un daño irreparable”, cuando se refería a las implicancias económicas del cierre de gobierno en los Estados Unidos de América.

En este momento donde la pandemia va dando algún respiro y con una perspectiva cada vez más promisoria de crecimiento económico, puede ser tentador pensar que es posible continuar con la normalidad anterior, que nuestro país puede seguir con las instituciones y procesos con que veníamos operando, sin mayores cambios.

“Benditos sean los jóvenes porque ellos heredarán la deuda nacional”, decía el expresidente y secretario de comercio de los Estados Unidos, Hebert Hoover. En Paraguay debería haber acuerdo con dicha frase, puesto que la deuda se destina a inversiones y en una situación excepcional a luchar contra una pandemia.

Estamos presenciando una carrera riesgosa con iniciativas de leyes con un corte claramente populista, todas orientadas a otorgar mayores beneficios para grupos amplios o particulares, y con el denominador común de la ausencia de fuentes de financiamiento.