La fecha no es casual: mientras el discurso oficial describe un país en progreso y celebra jornadas festivas, la propuesta busca exponer con datos concretos cuánto nos cuesta la inacción frente a uno de los problemas más graves que enfrenta el país: la corrupción.
El racional detrás de la cifra
La campaña parte de un estudio realizado por la consultora paraguaya MF Economía, que calculó el daño económico anual que provoca la corrupción en Paraguay. Ese monto fue dividido por la cantidad de segundos que tiene un año, obteniendo así la unidad de medida que sustenta toda la propuesta: ₲390.000 por segundo. Convertir una pérdida anual en un flujo visible segundo a segundo permite dimensionar el problema de manera directa, tangible e incómoda.
El concepto creativo se inspira en una tendencia de redes sociales en la que se muestra cuánto ganan celebridades mientras realizan actividades cotidianas. Aquí, el giro es contundente: mostrar cuánto pierde todo un país mientras no se hace nada contra la corrupción.
Un mensaje que no se puede ignorar
El objetivo es transformar una estadística abstracta en una experiencia visual y sonora imposible de pasar por alto. La corrupción no es solo un problema ético o institucional: es una pérdida concreta que impacta en infraestructura, salud, educación y calidad de vida.
Todos los beneficios, en un solo lugar Descubrí donde te conviene comprar hoy
El costo de la corrupción recuerda que cada segundo de inacción tiene un precio y que enfrentarlo requiere no solo reconocerlo, sino exigir medidas reales para detenerlo. Porque la corrupción nos cuesta caro. Y no hacer nada, también.