Situada 46 kilómetros al suroeste de la capital, Isla de Maipo pertenece al valle del Maipo, una de las zonas con más tradición vitivinícola de Chile, con unas condiciones geográficas y climáticas particulares.
La cercanía del río Maipo ofrece abundante agua a la tierra y genera una brisa fresca que hace bajar la temperatura y permite cultivar uvas de cepas blancas como el sauvignon blanc y chardonnay.
“Esta zona tiene un microclima bastante más fresco por los ríos, y el valle del Maipo en general es un valle cálido”, explicó Álvaro González, sumiller de la viña Santa Ema.
También es una zona ideal para el merlot, una uva muy delicada, y el carmenere, la cepa emblemática de Chile que fue redescubierta en 1994 por un experto francés en el valle del Maipo.
En Isla de Maipo tiene viñedos y la planta de guarda la viña De Martino, una de las más galardonadas de Chile que además fue la primera que exportó, en 1996, botellas etiquetadas de carmenere chileno.
Pese a la cercanía con Santiago, Isla de Maipo es un remanso de paz, una localidad rural dedicada a la agricultura y con un fuerte arraigo de la cultura del vino.
“Es una de las pocas comunas que tiene varias viñas céntricas, y eso permite recorrer varias bodegas de forma rápida”, destacó el alcalde, Carlos Adasme.
Además de Santa Ema y De Martino, también están en Isla de Maipo las viñas Miraflores y Teillery, etiquetas poco conocidas para el consumidor chileno porque apuestan por una producción reducida destinada casi exclusivamente a la exportación.
Miraflores, por ejemplo, es una bodega familiar fundada a principios del siglo pasado por un emigrante navarro que actualmente produce 80.000 litros de vino al año, de los cuales el 99% se vende en el extranjero.
A pesar de esta amplia presencia de bodegas, el turismo vinculado a la vitivinicultura es aún incipiente en esta zona del valle del Maipo, algo que el Servicio Nacional de Turismo (Sernatur) quiere revertir junto a las empresas y las autoridades municipales.
La oferta de alojamiento en Isla de Maipo es escasa y las viñas de la zona reciben pocas visitas en comparación con "gigantes" del vino como Concha y Toro, Undurraga o Santa Rita.
Santa Ema ha empezado a ofrecer tours turísticos hace apenas dos meses y De Martino apuesta por la exclusividad, con pocas visitas y grupos pequeños, casi siempre de turistas extranjeros.
Según explicó a Efe Felipe Vázquez, director del Sernatur en la Región Metropolitana, el valle del Maipo, recibe cada año 400.000 turistas, y es la zona vinícola más visitada de Chile por delante de los valles de Colchagua y Casablanca.
Sin embargo, casi el 60% de las visitas se concentra en viñas grandes que llevan años recibiendo a turistas, sobre todo brasileños y argentinos.
“Hay otras medianas y pequeñas que centran su actividad en torno al relato, la identidad y la cultura del valle que es muy interesante”, señala Vázquez.
Si bien Chile es el cuarto exportador mundial de vinos, el enoturismo apareció hace un par de décadas y aún tiene poco peso en la industria turística.
La directora del Sernatur, Marcela Cabezas, aseguró a Efe que el desarrollo del enoturismo sustentable es uno de los pilares de la estrategia de promoción turística.
“El año pasado recibimos unos 5,6 millones de turistas en Chile y el 10 % visitó una viña. En 2005 recibíamos 250.000 visitantes en las viñas y hoy en día estamos recibiendo 750.000”, agregó.