El río Sena, que serpentea a través de París, Francia se está abriendo a los nadadores, con décadas de esfuerzos que finalmente han dado frutos al estar suficientemente limpio como para tomar un chapuzón. La ciudad del amor y su legendario río recibieron a decenas de parisinos y turistas, quienes entraron a sus aguas hace una semana para realizar un sueño largamente postergado por más de un siglo.
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Tras 102 años de espera y una inversión de 1.400 millones de euros (unos 1.500 millones de dólares), las aguas del río Sena de París fueron oficialmente habilitadas para los bañistas deseosos de aplacar el calor y cumplir un sueño postergado desde 1923. El Sena, curso de agua de 776 kmde longitud, es el tercer río más largo de este país y en 1991 la Unesco declaró sus riberas parisinas como Patrimonio de la Humanidad por las obras y los monumentos invaluables a los que se tiene acceso al navegar sus aguas.
Además de su valor histórico y patrimonial, la habilitación –en principio será hasta el 31 de agosto– le da un valor agregado en esta temporada veraniega boreal. De momento, las zonas habilitadas para zambullirse son tres específicamente: Una cerca de la catedral de Notre Dame. Una opción junto a la Torre Eiffel (en el muelle Grenelle). Y una tercera, en el este de París, en Bercy.
La idea de nadar con la Torre Eiffel a la vista es, para muchos, “magnífica”, “excepcional” y “mágica”. Las agencias de noticias se han hecho eco de esta experiencia y recogieron testimonios de los primeros bañistas como Lucile Woodward, que calificaron la experiencia como “extraordinaria” para las familias.

Chalecos amarillos
Para este primer chapuzón, cada bañista portaba un salvavidas amarillo brillante atado a la cintura. Era parte de las estrictas medidas de seguridad impuestas por las autoridades, quienes también dispusieron un grupo de doce socorristas para cualquier eventualidad.
En el proyecto de rehabilitación de aguas del Sena estuvieron implicadas altas autoridades francesas, como su propio presidente, Emmanuel Macron. Por su parte, la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, portaba el día de la habilitación una botella de agua transparente como testimonio de la alta calidad del río, libre de bacterias.
Respecto a las cuestiones técnicas, las autoridades del ayuntamiento local han estado consistentemente monitoreando para que el curso de agua esté “en línea con los estándares europeos” desde principios de junio. “El agua será probada todos los días”, dijo Pierre Rabadan, vicealcalde de París, agregando que se instalarán banderas de colores al estilo francés, como se hace en las playas: “Si es verde, significa que la calidad es buena. El rojo significaría que no es buena o hay demasiada corriente”.

Pese al entusiasmo inicial, no obstante, persiste cierto escepticismo. Pruebas independientes realizadas por Dan Angelescu, fundador y CEO de Fluidion, una empresa que utiliza tecnología para monitorear sistemas de agua, han confirmado sus hallazgos y advirtió que el método oficial de prueba de agua “subestima las bacterias” y que la calidad del agua en el Sena es “extremadamente variable”.
Habilitación
Sin embargo, los nadadores que se lanzaron al agua el primer día de habilitación la encontraron “muy buena, muy clara”, de acuerdo a las publicaciones de medios locales al respecto.
En el proceso de habilitación hubo un riguroso trabajo técnico que implicó, entre otras cosas, nuevas unidades de desinfección, la construcción de un gran tanque de almacenamiento para evitar que las aguas residuales –cargadas de bacterias– lleguen directamente al río durante una tormenta y la conexión de las casas flotantes al sistema de alcantarillado de la ciudad en lugar de verter desechos directamente en el río.

También se tuvieron que cerrar algunas entradas aguas arriba al sistema de drenaje y eliminar un tipo de almacenamiento subterráneo que usualmente se usa para filtrar aceite y grasa del agua pluvial, para no introducir aguas residuales a través de esas aberturas.
Estos espacios también cuentan con vestuarios, duchas y muebles playeros hasta para 300 personas. Los socorristas estarán de servicio en todo momento y se requerirá que los nadadores usen el chaleco amarillo. La edad mínima para zambullirse es de diez años.
De momento, los trabajos están en progreso y las autoridades han dicho que se abrirán más áreas de natación el próximo año, y aún más en el futuro. Y con el regreso del Sena, París habrá recuperado una parte de su pasado y asegurado un futuro a largo plazo para sus habitantes y los millones que visitan cada año, invitándolos a reconectarse con su río de una manera que no había sido posible en más de un siglo.
