El castillo de Neuschwanstein, en la región alemana de Baviera, conocido por inspirar los castillos de cuento de hadas de Walt Disney, fue inscrito en la lista del patrimonio mundial de la Unesco, anunció el sábado la organización internacional.
Otras tres residencias reales, también construidas a finales del siglo XIX bajo el reinado de Luis II de Baviera también fueron incluidas en la lista: Herrenchiemsee, Linderhof y Schachen.
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Neuschwanstein, asentado en un peñasco alpino de 200 metros de altura, es el castillo más visitado de Alemania, con casi 1,5 millones de visitantes cada año.

“Un cuento de hadas se hace realidad para nuestros castillos: Somos #PatrimonioMundial” , escribió en X el gobernador de Baviera, Markus Soeder, tras el anuncio.
Peter Seibert, de la Administración de Castillos de Baviera (BSV), declaró a AFP que la inclusión en la lista de la Unesco “es una gran responsabilidad, pero también un reconocimiento (...) por el trabajo de conservación que hemos realizado hasta ahora”.
Philippe, un visitante canadiense de 52 años, se sorprendió de que el castillo no estuviese ya clasificado como patrimonio mundial.
“Tenemos suerte de poder seguir disfrutando de esta experiencia”, declaró.
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Por su parte, Herrenchiemsee recuerda a un Versalles en miniatura en un lago entre Múnich y Salzburgo, un homenaje al monarca absoluto Luis XIV de Francia, a quien Luis II de Baviera admiraba.

El tercer lugar de la lista de la Unesco es el pequeño castillo de Linderhof, el único terminado mientras Luis II de Baviera vivía, en 1878.

El legado arquitectónico de Luis II de Baviera
El último de los cuatro sitios incluidos en la lista es Schachen, una casa real al estilo de un gran chalet suizo, situada a 1.800 metros sobre el nivel del mar, no muy lejos de Neuschwanstein.

Irónicamente, aunque el legado arquitectónico de Luis II de Baviera es hoy motivo de orgullo en la región, estos castillos formaron parte de la causa de su caída.
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Los costos de construcción de las fastuosas residencias llevaron al gobierno bávaro a deponerle, declarándole demente.