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En el mejor de los casos, las actividades turísticas con animales también pueden contribuir a la información y educación sobre la conservación de las especies y la protección del medio ambiente en los destinos vacacionales.
“Las buenas ofertas garantizan el bienestar de los animales. Y los visitantes adquieren una mayor conciencia medioambiental”, afirma Yvonne Würz, de la organización protectora de animales Peta.
Vale la pena hacer un repaso de lo que se puede tener en cuenta en vacaciones en relación con el bienestar de los animales.
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Viajes exóticos evitando sesiones fotográficas<b> </b>con animales salvajes
Una y otra vez se ven fotos de viajeros en Asia posando frente a templos con simpáticas crías de mono sobre los hombros.
La creciente toma de selfies para redes sociales ha llevado a los turistas a buscar cada vez más la cercanía con los animales, tanto los que están al cuidado humano como los salvajes.
Muchos cazadores de instantáneas ni siquiera son conscientes de que los animales suelen sufrir por ello, afirma Würz. Especialmente los cachorros de tigre y mono son reclamos turísticos para las fotos.
Sin embargo, a diferencia de los animales domésticos, los salvajes no están acostumbrados al cautiverio ni a vivir con humanos. Suelen someterlos a la fuerza desde pequeños y sedarlos con medicamentos.
Su vida es puro estrés. Suelen estar encerrados en jaulas o encadenados y llevan una existencia monótona sin otros animales de su especie.
Würz hace un llamamiento a los turistas para que no visiten zoológicos ni espectáculos con animales salvajes y se abstengan de hacer sesiones fotográficas con animales en general.
Viajes exóticos: centros de rescate
Una alternativa más respetuosa con los animales pueden ser los santuarios de animales salvajes. Los animales heridos o huérfanos reciben allí atención médica, dice Würz. Sin embargo, “santuario” o “centro de rescate” no son términos registrados, lo que significa que cualquiera puede llamarse así.
Por eso, la bióloga suele aconsejar a los viajeros que se informen sobre las instalaciones en páginas web independientes o en foros y redes sociales antes de visitarlas.
“Los auténticos santuarios no contemplan la cría, porque el poco espacio disponible es necesario para los animales heridos o huérfanos”, asegura. Y afirma que tampoco ponen a los animales a su cuidado a disposición de sesiones fotográficas, espectáculos o excursiones.
¿Se acabarán pronto los paseos en camello?
En algunos destinos turísticos ya se ha empezado a pensar en un mayor bienestar animal.
En Palma de Mallorca se prohibirán los coches de caballos a partir de 2024, debido a que en agosto de 2022 un turista grabó cómo un cochero intentaba levantar con bastante brusquedad a un caballo que se había desplomado en la calle, agotado, con temperaturas de unos 40 grados. El vídeo se hizo viral.
Los camellos y caballos que transportan a los turistas en Egipto, por ejemplo en las pirámides, también podrían ser sustituidos pronto, al menos según declaraciones del Ministerio egipcio de Turismo a Peta. La introducción de carros eléctricos comenzará lo antes posible.
En cuanto a los burros y mulos de la isla griega de Santorini, el Gobierno ya ha prometido prohibir el transporte de personas de más de 100 kilos en 2018, según Peta. El problema es que apenas hay controles.
Primeros auxilios para animales
¿Y si durante las vacaciones veo que un animal bajo cuidado humano está sufriendo o herido de forma evidente? “En primer lugar, intenta siempre hablar con los responsables”, aconseja Robert Kless, del Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales (IFAW).
“Por ejemplo, en el caso de un parque de animales, llama directamente la atención de los directivos acerca de la situación”.
En caso de posibles infracciones de las leyes de protección animal, que pueden variar de un país a otro, la Policía, veterinarios y organizaciones protectoras de animales pueden ser de ayuda.
Kless recomienda evitar las actividades en las que los animales sufren: la caza de animales salvajes poco comunes como trofeo, por ejemplo, y las visitas a espectáculos sangrientos como corridas de toros o peleas de gallos.
Como norma general, los viajeros nunca deben llevarse animales vivos de sus vacaciones.