Razones por las cuales los dispositivos se vuelven lentos
1. Acumulación de datos y aplicaciones. A medida que usás tus dispositivos, acumulás aplicaciones, archivos y datos que ocupan espacio de almacenamiento. Esto puede resultar en una memoria saturada, lo que afecta directamente la velocidad de tu dispositivo.

Además, muchas aplicaciones, incluso cuando no están en uso, pueden seguir ejecutándose en segundo plano, consumiendo recursos.
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2. Fragmentación del sistema de archivos. Con el tiempo, los datos se fragmentan en el sistema de archivos, especialmente en dispositivos que utilizan discos duros de tipo HDD.
La fragmentación significa que los datos no están almacenados de manera contigua, lo que obliga al sistema operativo a trabajar más para acceder a ellos.
3. Actualizaciones de software. Las actualizaciones de software, tanto del sistema operativo como de las aplicaciones, a menudo requieren más recursos que las versiones anteriores.

Si tu dispositivo es relativamente antiguo, puede que no tenga el hardware necesario para manejar estas actualizaciones de manera eficiente.
4. Desgaste del hardware. Por ejemplo, las baterías se degradan, lo que puede afectar el rendimiento general. Del mismo modo, los componentes internos se pueden calentar más de lo normal, haciendo que el sistema reduzca su velocidad para mantenerse frío.
5. Infección por malware. Los virus y malware pueden infectar dispositivos, ocupando recursos del sistema y ralentizando el rendimiento. Un dispositivo comprometido puede experimentar picos inexplicables en la actividad del procesador o memoria.
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Qué podés hacer para mejorar el rendimiento
1. Limpiá regularmente tu dispositivo. Eliminá las aplicaciones y archivos que no necesites. Utilizá aplicaciones de limpieza que pueden identificar archivos temporales y redundantes que se pueden borrar para liberar espacio.
2. Desfragmentá tu disco duro. Si tu dispositivo utiliza un HDD, realizá desfragmentaciones regularmente para reorganizar los datos y facilitar un acceso más rápido.
3. Actualizá de manera responsable. Siempre actualizá tus aplicaciones y sistema operativo. Sin embargo, revisá los requisitos del sistema para asegurar que tu hardware pueda manejar las nuevas versiones sin problemas.
4. Monitoreá el estado del hardware. Revisá la salud de la batería y la temperatura de tu dispositivo. Considerá cambiar la batería si es necesario y utilizá bases de refrigeración para laptops para reducir el calor.
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5. Implementá seguridad. Instalá programas antimalware y realizá escaneos frecuentes para mantener tu dispositivo libre de amenazas que puedan afectar su rendimiento.
6. Considerá la respuesta de hardware. Si tu dispositivo es muy antiguo y sigue ralentizándose incluso después de realizar todas las mejoras posibles, podría ser el momento de considerar una actualización de hardware.
Implementar estos consejos no solo mejorará el rendimiento de tus dispositivos, sino que también prolongará su vida útil, ahorrándote tiempo y dinero a largo plazo.