Orígenes del procesador de texto
Antes de que existiera el procesador de texto digital, la mecanografía y la máquina de escribir eran las principales herramientas para la elaboración de documentos escritos.
Sin embargo, estas herramientas tenían limitaciones significativas, como la falta de flexibilidad en la edición y corrección de errores, que motivaron la búsqueda de alternativas más eficientes.
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IBM y la invención del word processor
El término “procesador de texto” fue acuñado por IBM a fines de la década de 1960. En 1964, IBM diseñó una máquina de escribir electromecánica llamada IBM MT/ST (Magnetic Tape/Selectric Typewriter). Esta innovadora máquina utilizaba cintas magnéticas para el almacenamiento y manejo de datos, permitiendo a los usuarios editar textos sin tener que reescribirlos completamente.
El IBM MT/ST no era un procesador de texto en el sentido moderno, pero sentó las bases para las futuras versiones. Permitía realizar ediciones de texto antes de imprimir el documento, una característica que revolucionó la forma de trabajar con documentos escritos.
El primer verdadero procesador de texto: Bravo
El primer procesador de texto verdaderamente digital llegó en 1974 con el nombre de Bravo, desarrollado por Charles Simonyi en Xerox PARC (Palo Alto Research Center). Bravo fue diseñado para ser utilizado en el recién desarrollado Xerox Alto, considerado uno de los primeros ordenadores personales con una interfaz gráfica.
Bravo fue pionero en muchas de las características que hoy son estándar en los procesadores de texto. Estos incluían una interfaz gráfica que permitía a los usuarios ver en pantalla cómo se vería el documento final (WYSIWYG, “lo que ves es lo que obtienes”).
Esta innovación facilitó la edición y formateo de textos, una vez más mejorando drásticamente la eficiencia en la creación de documentos.
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El impacto duradero
El desarrollo del procesador de texto digital transformó tanto el ámbito empresarial como el personal. Facilitó la edición de textos, aumentó la productividad y permitió a los usuarios flexibilidad sin precedentes en la gestión de documentos. Estos avances contribuyeron al crecimiento y adopción de las computadoras personales a nivel global.
Con el tiempo, otras empresas siguieron los pasos de IBM y Xerox, desarrollando sus propios procesadores de texto.
Programas como WordStar y WordPerfect en la década de 1980, y más tarde Microsoft Word, se convirtieron en líderes del mercado, cada uno introduciendo sus propias innovaciones y características.
El primer procesador de texto digital fue un punto de inflexión crucial en la manera en que se gestionaban los documentos escritos. Inició una era de automatización y digitalización que no solo cambió la oficina moderna, sino también la forma en que el mundo trabajaba con información textual.
Desde sus inicios hasta hoy, los procesadores de texto han pasado de ser una curiosidad tecnológica a una herramienta indispensable en la vida diaria.