En el debate participaron la primera ministra de Letonia, Evika Silina, las ministras de Exteriores de Finlandia, Elina Valtonen, y Suecia, Maria Malmer Stenergard, y el subsecretario general de Innovación, Híbridos y Cibernética de la OTAN, Jean-Charles Ellermann-Kingombe, quienes destacaron la necesidad de recopilar información y compartirla entre los países europeos y los aliados de la OTAN para contrarrestar los ataques híbridos y disuadir a Rusia.
"El objetivo de Rusia es debilitarnos y hacernos dudar sobre si merece la pena apoyar a Ucrania", dijo Malmer Stenergard.
Según la ministra sueca, Moscú está aumentando sus actividades híbridas y está tomando más riesgos, lo cual está relacionado con el hecho de que la guerra "no va tan bien como afirma Rusia".
Los intervinientes hicieron también hincapié en la importancia de crear resiliencia en la sociedad con el fomento de la educación a la población para responder a este tipo de ataques y la importancia de asegurarse de mantener la calma pero reaccionando al mismo tiempo con rapidez.
En este sentido, la primera ministra letona aseguró que los países de la región han pasado en los últimos meses de las palabras a la acción, como muestra la detención de tres buques sospechosos de dañar varios cables submarinos en el Báltico para investigar la posible autoría.
"El último incidente en el mar Báltico, en el que se vio implicado un cable entre Letonia y Suecia, lo coordinamos a nivel de primeros ministros, pudimos hacerlo muy rápidamente y el buque fue detenido", señaló Silina.
La ministra finlandesa de Exteriores, por su parte, aseguró que Europa debe "mantener la cabeza fría" y no atribuir todos los incidentes a Rusia antes incluso de haberlos investigado en profundidad.
"Es sumamente importante señalar que, aunque sepamos que Rusia ciertamente está dispuesta y es capaz de llevar a cabo ataques atroces contra nosotros, siempre debemos basarnos en los hechos, porque somos países que confiamos en el estado de derecho", dijo.
Valtonen aclaró que, aunque algunos de estos incidentes puedan deberse a causas fortuitas, sí está claro lo perniciosa que es la denominada "flota fantasma rusa", formada por barcos de terceros países para eludir las sanciones occidentales contra sus exportaciones de petróleo por la invasión de Ucrania.
Según Valtonen, esta flota socava el sistema internacional de sanciones, supone una enorme amenaza contra el medio ambiente y está vinculada con el presunto sabotaje ruso de las infraestructuras submarinas, aunque sea muy complicado encontrar pruebas concluyentes.
"Hemos visto un aumento de los incidentes en el mar que suponen una amenaza para nuestras infraestructuras críticas. Por tanto, sean intencionales o no, tenemos que encontrar la manera de restringir el uso de la flota fantasma", dijo Valtonen.
Varios países de la región siguen investigando presuntos sabotajes contra sus infraestructuras críticas ocurridos tras el inicio de la guerra de Ucrania, entre ellos numerosos ciberataques y averías en gasoductos y cables eléctricos y de telecomunicaciones.