IA al servicio de la sociedad, el reto compartido de los cuatro premiados

MADRID. Redes neuronales; técnicas de aprendizaje profundo; procesamiento del lenguaje natural; o métodos que mejoran el diagnóstico médico. Nada de eso es posible sin la Inteligencia Artificial (IA), y los cuatro científicos distinguidos hoy con el Premio Princesa de Asturias de Investigación comparten un desafío: que esa tecnología esté siempre al servicio de la sociedad.

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El Jurado del Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica ha concedido hoy ese galardón a los científicos Geoffrey Hinton (Reino Unido), Yann LeCun (Francia), Yoshua Bengio (Francia) y Demis Hassabis (Reino Unido) por los importantes avances que han logrado en el campo de la Inteligencia Artificial.

Cada uno de ellos en campos muy específicos, aunque complementarios, de la Inteligencia Artificial, aunque tres de ellos -Geoffrey Hinton, Yann LeCun y Yoshua Bengio- están ya considerados como los "padres" de una de las técnicas más esenciales de la inteligencia artificial, el "aprendizaje profundo" (deep learning) en el que se está basando el uso de redes neuronales artificiales para el reconocimiento de voz, la visión por ordenador y el procesamiento del lenguaje natural.

Sus trabajos han propiciado avances tan diversos y extendidos en la actualidad como la percepción de objetos o la traducción automática, y gracias siempre a esas redes neuronales que, imitando el funcionamiento del cerebro humano, utilizan algoritmos para convertir el proceso biológico del aprendizaje en secuencias matemáticas.

Así es como las máquinas aprenden de sus propias experiencias, pero fueron ellos quienes entrenaron a las máquinas a comportarse de esa manera.

Hinton inventó los "algoritmos de retropropagación" y entre los hitos que ha conseguido destaca la creación, en 2012, de una red artificial compuesta por 650.000 neuronas y entrenada con 1,2 millones de imágenes, que registró tan solo un 26 por ciento de errores en el reconocimiento de objetos y redujo a la mitad el porcentaje de sistemas anteriores.

En la misma línea, Yann LeCun ha hecho importantes aportaciones al desarrollo de esos algoritmos de retropropagación, y consiguió crear en 1989 un sistema de reconocimiento de caracteres escritos en cheques bancarios que supuso un gran avance para la tecnología del reconocimiento óptico de caracteres y que después ha abierto la vía a otras tecnologías de compresión de imágenes que utilizan cientos de sitios web y millones de usuarios para acceder a documentos escaneados en internet.

Bengio ha hecho importantes contribuciones clave en modelos probabilísticos de secuencias, que se utilizan para el reconocimiento de voz y de escritura y en aprendizaje no supervisado, y en la actualidad centra su labor en el estudio de algoritmos más eficientes en representaciones de datos, extrayendo reconocimiento de patrones y también permitiendo el entendimiento de relaciones más complejas y conceptos de alto nivel.

El más joven de los cuatro, Demis Hassabis (46 años) ya había destacado de niño como un prodigio del ajedrez; antes de alcanzar la mayoría de edad ya se había unido a una compañía como diseñador de videojuegos; y hace apenas diez años y con el apoyo de importantes inversores como Elon Musk fundó la empresa de inteligencia artificial DeepMind Technologies.

Creó desde ahí algoritmos de aprendizaje para dominar videojuegos y en poco tiempo logró derrotar a algunos de los campeones de los juegos más populares del mundo con un sistema revolucionario que combina el funcionamiento neuronal humano y las conexiones entre la memoria y la imaginación con los mecanismos de aprendizaje de las máquinas. La empresa ha sido ya adquirida por Google.

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