En un año y medio de mandato, el presidente Santiago Peña ha convertido la Presidencia de la República en una agencia de turismo al sumar unos 40 viajes oficiales por el mundo. Si promediamos los números, arroja la nada despreciable cifra de dos viajes por mes, con erogaciones que ahora sabemos han sido tan importantes que en agosto del año pasado ya se agotaron los gastos reservados, según lo confirman datos del presupuesto público reportados por nuestro diario.
Punta Cana, Abu Dabi, Madrid, Ginebra, Zurich, Santiago de Compostela, Bonn son algunos de los destinos de los altos funcionarios y sindicalistas de instituciones del Estado. El motivo tiene que ver con la participación en congresos y reuniones internacionales. Solo 5 entidades del Gobierno desembolsaron para aquello unos G. 1.300 millones entre marzo y mayo. Está “vigente” un decreto del Ejecutivo que restringe los viajes y viáticos de funcionarios al exterior.
La semana pasada, en la Junta Municipal de Ciudad del Este se debatió con criterio y pasión la pertinencia de viajes al exterior de autoridades locales con viático pagado por los contribuyentes. Y aparece siempre la interrogante: ¿en qué benefician a la ciudad y a la ciudadanía los viajes con dinero público?
Sacar fotos forma parte de la experiencia de cualquier viaje. Sin embargo, algunas personas no tienen límite y no logran disfrutar del momento por estar demasiado concentradas en registrarlo todo con su cámara.
Quien reserva un hotel online o con una agencia de viajes suele prestar atención a la cantidad de estrellas con las que cuenta. “Son como la divisa de un hotel”, dice Markus Luthe, gerente del sistema de clasificación de hoteles de Alemania Dehoga. Esta sociedad vela en Alemania por los criterios en base a los cuales se otorgan las estrellas.
En la cálida tarde de finales de verano, el sol parece haber inundado el mar. El agua, las rocas y los barcos brillan, mientras las gaviotas vuelan por encima como aviones de papel y emiten su repertorio coral.