18 de julio de 2025
En Paraguay, los créditos de consumo y construcción alcanzan tasas de morosidad alarmantes de 4,71% y 3,99%, respectivamente, según el Banco Central. Con una cartera total de G. 180,3 billones, el panorama financiero revela disparidades preocupantes.
En los últimos años, el sistema financiero paraguayo continúa mostrando signos de fortaleza y expansión, particularmente en lo que refiere al otorgamiento de créditos por parte de los bancos. Este dinamismo no solo refleja la recuperación económica tras años de incertidumbre internacional, sino también una mayor confianza del sector privado en la estabilidad macroeconómica del país.
La liquidez bancaria, definida como la proporción entre disponibilidades más inversiones temporales y los depósitos, es uno de los principales indicadores de solidez financiera para las entidades bancarias. Su evolución permite observar la capacidad que tienen los bancos para hacer frente a obligaciones inmediatas.
El sistema bancario seguirá acompañando la dinámica de la economía local que este año crecerá en torno al 3,8% estima la consultora Fix SCR afiliada de la calificadora Fitch Rating, por lo que proyectan buenas perspectivas tanto para la inversión y el crédito. Resaltan la concentración del sistema en el último año por las fusiones, adquisiciones y migraciones dentro del sistema.
Según datos oficiales, los servicios financieros llegan actualmente al 80% de la población de 15 años y más en Paraguay, que serían alrededor de 3,7 millones de clientes que operan en el sistema financiero nacional. En el marco de la semana de la educación e inclusión financiera que se desarrolló durante este mes, la Asociación de Bancos del Paraguay (Asoban) elaboró un reporte sobre los principales alcances, entre los que destacó que con el progreso de las estrategias de inclusión y de inclusión financiera, hoy más de 3,7 millones de personas ya acceden a servicios de la banca formal, que representa el 80% de la población mayor de 15 años.
Hemos de reflexionar analítica y dogmáticamente sobre aquellas “incidencias” que buscan dar razón a las nuevas “cualificaciones” que se prestan dentro del ecosistema financiero, puesto que, a más de generar dobleces al ciclo de confianza económica (operaciones), también repercuten en las dimensiones sociales, y en tal sentido, podemos exponer aquella determinación teórica que se reconoce como el fenómeno del fraude colectivo.