17 de agosto de 2025
Aunque el proyecto de reforma del transporte público incluye por primera vez a los pasajeros en un consejo asesor multisectorial, sus opiniones no serán vinculantes. Opama advierte que, sin poder real de decisión ni un plan operativo y de financiación claros, la participación ciudadana corre el riesgo de quedar solo en el papel.
Emiliano Fernández, viceministro de Transporte, explicó algunos puntos del plan de reforma del transporte público, presentado la semana pasada. Señaló que se prevé llegar a otras áreas metropolitanas con este plan, como Ciudad del Este y Encarnación.
El proyecto de ley para modernizar el transporte público metropolitano no solo permite concesionar el servicio a empresas privadas, sino que también abre la posibilidad de que el Estado cree una sociedad estatal para operar buses si el sector privado no muestra interés. La iniciativa, presentada al Congreso y que se aprobaría en tiempo récord, contempla la recuperación de las inversiones con pasaje de usuarios y subsidio estatal.
Tomamos el término “mafia” en la tercera acepción del diccionario de la Academia: “Grupo organizado que trata de defender sus intereses sin demasiados escrúpulos”. Cetrapam es eso: una organización que extorsiona al Gobierno y somete a la ciudadanía a una angustia inhumana. La reforma del transporte metropolitano debe hacerse sin los mafiosos. Si no, no será reforma.
El ministro de Economía y Finanzas, Carlos Fernández Valdovinos, pidió reconocer a este Gobierno como “reformista”, cuando justamente el principal cuestionamiento que se le puede hacer a esta administración es que, en dos años de mandato, no ha generado prácticamente ningún cambio estructural. El paquete de proyectos de ley que acaba de presentar al Congreso tiene que ver con asuntos de cierta importancia, pero secundarios. Los verdaderos cuellos de botella del desarrollo nacional y los grandes factores de riesgo del país no solo continúan sin resolverse, sino que se han agravado.
El economista y exministro de Hacienda, Dionisio Borda, considera una exageración atribuirse ser un gobierno reformista con un Congreso en donde tienen mayoría absoluta, los proyectos se aprueban casi a libro cerrado y, aún así, la economía sigue creciendo sin un efecto multiplicador hacía la gran mayoría, que no siente que “está mejor”.