SAN ESTANISLAO. Un hombre de 80 años se encuentra postrado en una cama hace cinco años a raíz de un accidente cerebrovascular (ACB) y necesita con urgencia que algún familiar se haga cargo de su tratamiento y alimentación para tratar de alivianar su padecimiento. El abuelo actualmente está alojado en la caseta de una Junta de Saneamiento y solamente recibe ayuda de los vecinos solidarios.
La precariedad sanitaria en el Alto Paraguay sigue costando pérdida de vidas inocentes. Esta situación se da desde hace décadas, sin que a nadie le interese la suerte por la que pasan a diario los humildes pobladores de estas lejanas comunidades.
Desfile de estudiantes uniformados, caos vehicular, profesores, padres y alumnos emocionados, además de la infaltable precariedad, son algunos aspectos del primer día de clases 100% presenciales ocurrido ayer luego de dos años de suspensión. El ministro de Educación, Juan Brunetti, reconoció falencias en el sistema y al mismo tiempo prometió mejoras.
En medio de precariedad, falta de patrullera y suficiente personal, además con los asaltos en auge, asumió el nuevo director de Policía en Alto Paraná. El traspaso de mando se concretó este martes, en la sede del Comando Tripartito. Anunciaron mayor presencia policial, pero no hay respuestas para las falencias.
El estado de abandono en que se encuentran escuelas y colegios marca el retorno a las aulas de todos los docentes y de los alumnos cuyos padres lo autoricen. Pabellones con peligro de derrumbe, falta de agua, mal estado de instalaciones eléctricas, muebles precarios, se replican en todo el país. El Gobierno, que conoce de estos problemas, no fue capaz de resolverlos en un año y medio de clases a distancia.
El diagnóstico del sistema educativo paraguayo, elaborado por técnicos del exterior para el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), confirma que los docentes desempeñan funciones en condiciones precarias y que esto afecta inevitablemente al aprendizaje de los estudiantes.