18 de noviembre de 2024
Que la política actual esté copada por corruptos ya no es novedad y la opinión pública sabe perfectamente quiénes son ellos. Tampoco es novedad que muchos de ellos serán nuevamente elegidos, ojalá sean pocos. Los corruptos están en la cumbre, en la élite de poder, pero hay otra categoría igualmente peligrosa y dañina: los obsecuentes, muchos de ellos corruptos también, que igualmente deberían ser botados, no votados.