28 de noviembre de 2024
La sinceridad no suele ser una cualidad de la que puedan presumir los políticos paraguayos. Un político sincero sería un hombre fuera de su mundo, diría ese arandu compatriota que fue Saro Vera. Pero a veces, en una adulación exagerada a su “líder”, un político revela algo que suena a sinceridad cínica o a cinismo sincero. Le pasó hace poco a Ángel Ramón Barchini.