11 de junio de 2025
La Constitución es el cimiento de un Estado republicano habida cuenta que establece principios como el del equilibrio y separación de funciones así como el mutuo control de los poderes –frenos y contrapesos–. Es la herramienta que tanto las autoridades como los ciudadanos estamos obligados a respetar para construir un mejor país. Ningún acto puede ir en contra de lo que establece la Constitución.
Petropar dilapidará G. 15.000 millones en la instalación de “imagen corporativa” en las 230 estaciones de servicio que operan bajo su emblema. La estatal ya concesionó sus nueve gasolineras, pero aún gastará millones para mejorar los servicentros de sus operadores, varios de los cuales son políticos colorados.
La abstención de los cancilleres de cuatro países iberoamericanos, entre otros, impidió que el Consejo Permanente de la OEA inste al Consejo Nacional Electoral de Venezuela a realizar “una verificación integral” de los resultados de los últimos comicios, publique de inmediato las actas electorales y declare “una prioridad absoluta de salvaguardar los derechos humanos fundamentales” en dicho país, sobre todo el de “manifestarse pacíficamente, sin represalias”. Llama la atención que sus gobernantes, como el brasileño Lula da Silva, o algunos políticos paraguayos, hayan cuestionado seriamente las barbaridades que ocurren en Venezuela, pero son incapaces de condenar a Maduro. Incongruencias –o hipocresías– que benefician al dictador.
Petropar está por adjudicar una millonaria licitación para el mantenimiento de máquinas expendedoras de 275 estaciones de servicios que operan con el emblema a nivel país, por un monto máximo de G. 6.000 millones. Varios servicentros de políticos serán los beneficiados.
El terrible drama que vienen pasando los enfermos de cáncer en nuestro país conmueve hasta a los más indiferentes. El abandono en la atención y provisión de medicamentos que relatan los afectados es para cuestionar seriamente a las autoridades, de este Gobierno y los anteriores, pues se tiene la sensación de que estos seres humanos sufrientes son considerados ya descartables, mientras se despilfarran recursos para poner contenta a la clientela de los que mandan, como ocurre, por ejemplo, con los afortunados “nepobabies”. Y, lo peor, en el caso de los enfermos oncológicos, como lo han denunciado en estos días esas víctimas del abandono, se les miente sin asco.
Una vez más, cerca de 500 indígenas, entre ellos decenas de niños e incluso ancianos, se encuentran acampados en condiciones infrahumanas frente al Instituto Paraguayo del Indígena, sobre la calle Artigas. Allí exponen su miseria. Los niños corretean desabrigados, descalzos, mientras las mujeres cocinan a la intemperie. Llega la noche y se guarecen bajo precarias carpas de hule y allí soportan las gélidas temperaturas, ante la total falta de respuestas de las autoridades nacionales. El Gobierno de Santiago Peña, al igual que los anteriores, está demostrando que poco o nada le interesa esta situación. Las autoridades de turno suelen rifar la presidencia del ente entre los correligionarios y allí radica uno de los fracasos de la política que beneficie a los nativos