El padre Aldo Trento, quien administra la clínica para enfermos terminales de la parroquia San Rafael, donde los desamparados aguardan el fin de sus días con dignidad, habla de su pasión por la historia jesuita y la importancia de su legado para dar esperanzas a los pacientes. En función a la Semana Santa que se aproxima, reflexiona sobre las palabras libertad, victoria, fe y valor de mirar la cara a la muerte.
Impotencia. Indignación. Al frente de la Fundación San Rafael y todas las entidades que la conforman -hospital, hogares de niños y ancianos, escuelas y colegios-, el padre Aldo Trento no logra entender cómo es posible que una persona quede impasible ante la necesidad del prójimo, máxime cuando se trata de un bebé. Es el caso de Gonzalo, un rehén de la mora judicial.
El padre Aldo Trento saluda a pacientes desahuciados de su notable hospital de enfermos terminales San Rafael, donde reciben, acompañan y hacen lo posible por aliviar el sufrimiento de aquellos a los que nadie, ni siquiera sus familiares, quiere ya tender una mano. Para él son héroes silenciosos que esperan con valentía el fin de sus vidas.
El padre Aldo Trento no deja de sorprender. Nuevas obras se suman a las muchas realizadas en pos de los más desprotegidos: un comedor y un centro cultural de eventos.
Un principio de incendio se originó esta noche en la clínica de la Fundación San Rafael, del padre Aldo Trento, en el barrio Tembetary de Asunción. La situación no pasó a mayores gracias a la respuesta de los bomberos.
Un día antes de partir a Roma, el papa Francisco había hecho un pedido puntual: que el vehículo cerrado que utilizaba durante sus traslados fuera donado a la Fundación San Rafael. Este miércoles se concretó la emotiva entrega.