25 de abril de 2025
El celebrado escritor español, Javier Cercas, acaba de publicar “El loco de Dios en el fin del mundo” (Edit. Random House, abril 2025). Nos cuenta que aceptó la invitación de acompañar al Papa Francisco -”el loco de Dios”- a Mongolia –”el fin del mundo”- con una condición: “Siempre y cuando yo pudiese conversar unos minutos a solas con él para hablarle de la resurrección de la carne y la vida eterna y preguntarle si mi madre iba a ver a mi padre después de muerta”.
Ya estamos con otro alboroto sin salir aún de la conmoción que deja las publicaciones de los hechos delictivos, y sus ramificaciones, del exdiputado cartista, Lalo Gómez. Con este caso quedaron al descubierto los manejos criminales del poder. Al mismo tiempo, la complicidad de la justicia con esos hechos que van camino a la nada. El nuevo escándalo son los pupitres chinos comprados por Itaipú. De acuerdo con la tradición, pronto acabará sepultado por otro ruidoso incidente. Mientras tanto, quedará por lo menos la sospecha de un nuevo robo.
El diputado cartista, Yamil Esgaib, salió a decir: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Fue cuando se trataba la renuncia del exdiputado Orlando Arévalo. Con la frase bíblica, Esgaib le dijo a sus colegas cartistas y satélites que no estaban moralmente calificados para condenar a nadie. Es cierto, pero con la idea de que los parlamentarios no están libres de pecado, y por ello no pueden actuar, la corrupción ahogaría totalmente al país.
Ante la férvida intención de la honorable senadora Yamy Nal —a quien le gusta descolocar a sus votantes con sus filtros fotográficos— de que los periodistas presentemos declaración jurada, me adelanto a hacerlo. Desde su propio corral le dijeron que eso no es viable. Pero uno nunca sabe. Por ahí, alguien se levanta un día tras un embotellamiento y ordena: “marche una ley para que sepamos cuánto embolsan los periodistas”. Y ¡cataplín!, la ley se hace. Mayoría van a tener
Boludomir Zelensky, así, con b de boludo, dictador de Ucrania, fue a Estados Unidos a trollear al presidente norteamericano Donald Trump el viernes pero se encontró con algo muy distinto a lo que planeaba y fue humillado en público y echado de la Casa Blanca en forma ignominiosa, evento que no tiene precedentes.