16 de noviembre de 2024
REDACCIÓN CIENCIA. Desde la Antártida al Polo Norte, los seres humanos y los animales viven expuestos a los microplásticos, diminutas partículas de contaminantes que, en humanos y roedores, se han relacionado con efectos adversos para la salud, como el estrés oxidativo y la inflamación.
Un equipo de investigadores halló por primera vez microplásticos en las entrañas de minicrustáceos que viven a 11 km de profundidad, lo que demuestra que ningún ecosistema marino se libra de este tipo de contaminación.