El pasado 26 de agosto el Ministerio de Salud Pública y Bienestar Social (MSPyBS), dispuso una intervención de manera inmediata sobre la Dirección General de Gestión de Insumos Estratégicos en Salud (DGGIES).
El calamitoso estado de la salud pública tiene aristas diversas, algunas de las cuales resultan simplemente bochornosas. No se trata solo de que falten medicamentos, insumos, equipos, personal “de blanco” o instalaciones adecuadas, sino también de que los nombramientos de las diversas autoridades sanitarias suelen ser desatinados, como ocurrió hace pocos días en el Incan, donde el director designado renunció de inmediato. Un consejero del IPS cuestionó que se realicen obras en hospitales en el interior del país, porque las mismas no redituarían en la imagen de las autoridades del ente. El Círculo Paraguayo de Médicos cuestionó al superintendente de Salud, doctor Roberto Melgarejo, por haber supuestamente presentado documentos no auténticos para participar de un nuevo concurso. Ni hablar de las protestas de la gente por el mal estado de los hospitales del país. En estas condiciones, no servirá de mucho destinar más dinero a la sanidad, mientras su administración esté en manos de ineptos, de deshonestos y de insensibles.
NUEVA DELHI. La Autoridad Central de Control de Drogas de la India emitió este jueves una alerta sobre más de 50 medicamentos vendidos en el país que incumplen los estándares de calidad.
La gerente administrativa y financiera del Instituto de Previsión Social (IPS), Gladys Vera, precisó que actualmente las deudas del ente suman un total de US$ 710 millones. De ese monto, básicamente la mitad, unos US$ 334 millones, corresponden a deudas con empresas farmacéuticas. Desde hace semanas, los asegurados denuncian la falta crónica de medicamentos, principalmente de drogas de alto costo.
Los gravísimos y persistentes problemas del Instituto de Previsión Social (IPS) no se limitan a los administrativo-financieros, como los reflejados en las licitaciones públicas amañadas, en las cuantiosas deudas con las firmas farmacéuticas, en la angustiante falta de insumos, de medicamentos y de equipos o en la obtención de turnos para que los pacientes sean atendidos. Aparte de la tradicional corruptela y del derroche, también la ineptitud y la negligencia juegan un gran papel en la deplorable gestión sanitaria que afecta a diario a los asegurados, ante el ominoso silencio de sus representantes en el inoperante –por no decir cómplice– Consejo de Administración. En los últimos días se conocieron denuncias sobre un bebé al que una enfermera le inyectó leche en las venas, y sobre el mal estado de los alimentos servidos a los pacientes.
Carencia de medicamentos, de insumos y de médicos especialistas, así como falta de equipos de diagnóstico por desperfectos e infraestructura deteriorada forman parte de los inconvenientes comunes en el sistema de salud pública en el interior del país, incluso en hospitales insignia como el Nacional de Itauguá. Enfermos y sus familiares siguen recurriendo a la ayuda de vecinos para solventar los gastos de tratamientos de patologías graves. Además, las USF fueron debilitadas en la mayoría de los departamentos al centralizarse nuevamente las atenciones en los “hospitales de referencia”.