El emperador romano Justiniano I (483-527 d.C), conocido como “El Grande”, había acuñado el término latino “digesto”, que significa “distribuido en forma sistemática”, para referirse a una parte esencial del Corpus Iuris Civilis (Cuerpo del Derecho Civil), que sería la base en la que se fundarían las legislaciones de todos los Estados modernos. Integrado por 50 libros escritos por eminentes juristas marcaría un hito trascendental en el derecho romano, del cual deriva nuestro derecho moderno; incluso sirvió como inspiración para el Código de Napoleón en 1804 que sería la base de nuestro actual Código Civil. Sin embargo, cuando el gobernante no tiene como objetivo buscar el bien común, los inquilinos del poder construyen una sistematización normativa a medida, de manera tal a blindarse jurídicamente en sus objetivos premeditados. Cuando el “Digesto” de normas se construye a medida de una casta selecta de privilegiados, es el pueblo quien paga las consecuencias.
El presidente Santiago Peña promulgó la Ley por el cual aprueba una reprogramación presupuestaria para el Congreso Nacional de G. 3.500 millones. Esta iniciativa generó la evidente molestia de sectores ciudadanos, principalmente el de gremios docentes, que presentaron una Iniciativa Popular, para promover una ley que elimine la jubilación vip legislativa.
Adrian “Billy” Vaesken, diputado del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), opinó que con la promulgación de la jubilación vip de los parlamentarios por parte del Poder Ejecutivo, a cargo de Santiago Peña, es el propio Gobierno el que promueve la desigualdad en la sociedad, así como también acusó al mandatario de administrar el país en provecho propio.
Los portavoces del nuevo odio a la democracia –nos dice Rancière– «habitan todos en países que declaran ser democracias en sentido estricto. Ninguno de ellos reclama una democracia más real. Nos dicen, por el contrario, que esta ya lo es en demasía. Pero ninguno se compadece de las instituciones que pretenden encarnar el poder del pueblo ni propone medida alguna para restringir este poder».
SANTA ROSA. La dirigente social Marta Pavón manifestó que la jubilación vip de los parlamentarios es una bofetada al pueblo, mientras pacientes realizan polladas para poder costear sus tratamientos médicos.
Si alguna muestra más faltaba de desvergüenza y provocación, la Cámara de Diputados terminó de sancionar la autoasignación de un subsidio de 3.500 millones de guaraníes para la jubilación vip de ellos mismos y de sus colegas senadores en apenas ¡seis minutos! Solo dos miembros opinaron brevemente en contra y la moción fue aprobada por 41 votos a cuatro. Todas las fuerzas y corrientes políticas, más allá de banderías e ideologías, estuvieron de acuerdo en ambas cámaras, lo que prueba que, para beneficiarse, rápidamente encuentran consenso. Ha habido muy aisladas excepciones, pero, a no ser que exista algún caso que no haya trascendido, nadie ha renunciado al privilegio. Si Santiago Peña pretende conservar algo de autoridad moral para pedirle al pueblo los necesarios sacrificios que implican las reformas, tiene que comenzar por vetar, preferentemente en menos de seis minutos, esta nueva ofensa de la clase política a la gente. Y si insisten, entonces no quedará más remedio que salir a escrachar, dentro de lo que permite la ley, a los traidores de la confianza ciudadana.