El odio al pensamiento puede explicar en parte el auge actual de los movimientos neofascistas, de acuerdo a lo que sostiene en este artículo el psicoanalista Alejandro Pascolini. Desde Buenos Aires, en exclusiva para los lectores de El Suplemento Cultural.
«Toda belleza, involucra por igual la sangre y las ideas, el músculo y la mente, el espíritu y la epidermis, los nervios y los conceptos», escribe la poeta y filósofa anarquista Montserrat Álvarez en este artículo.
Aunque la estética en el sentido contemporáneo, es decir, no como un tema –la reflexión filosófica sobre el arte y la belleza se remonta en Occidente a la Antigüedad– sino como una disciplina autónoma dentro del quehacer filosófico, es de aparición tardía (se suele datar con Baumgarten, ya en 1742, cuando dicta sus lecciones de estética, ya en 1750, cuando publica su Aesthetica), yo diría que su existencia, de una manera tácita y larvada, es tan antigua al menos como las cavernas pintadas del Paleolítico superior.