12 de noviembre de 2025

La calidad del empleo constituye una dimensión esencial para evaluar el desarrollo de los países de América Latina, más allá de los indicadores tradicionales de crecimiento económico o de nivel de ocupación. El simple hecho de que una persona tenga trabajo no garantiza que ese empleo sea suficiente para asegurar bienestar, estabilidad e ingresos sostenibles. En contextos como el paraguayo, donde el mercado laboral se caracteriza por altos niveles de informalidad y marcada heterogeneidad entre sectores, analizar la calidad del empleo permite comprender con mayor profundidad la estructura productiva y las oportunidades reales de progreso económico de la población.


El análisis de los ingresos familiares promedio en Paraguay durante los años 2022, 2023 y 2024 muestra una evolución marcada por un incremento sostenido en los ingresos, tanto en términos absolutos como relativos. Sin embargo, la brecha entre el 20% más pobre y el 20% más rico sigue siendo amplia, reflejando un desafío estructural en materia de desigualdad económica.

El promedio de ingreso mensual corriente de la población ocupada en Paraguay alcanzó G. 2.949.900 en el segundo trimestre de 2025, lo que representó un aumento de 5,4% interanual frente a los G. 2.799.200 registrados en igual periodo de 2024. Los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) permiten observar no solo la mejora en el ingreso agregado, sino también las marcadas diferencias entre sectores y categorías ocupacionales.

La informalidad laboral afecta a más de 1.500.000 personas que representa al 62,8% de la población ocupada. Por otra parte, se viene arrastrando una baja en el ingreso promedio de los ciudadanos que lidian con menos dinero en el bolsillo y los altos precios de la canasta

Con puntuación de 21,9 sobre 100, Paraguay se ubica en el puesto 28 dentro del grupo de países de ingresos medianos altos, que es su categoría según nivel de desarrollo económico. En la clasificación regional ocupa el lugar 12 entre 20 países latinoamericanos y caribeños evaluados. El desempeño paraguayo contrasta marcadamente con el de los líderes regionales. Brasil encabeza el ranking en América Latina, con una puntuación de 32,7 y la posición 50 a nivel global. Chile le sigue con 32,6 puntos y puesto 51, mientras que México ocupa el lugar 56 con 30,4 puntos. Colombia (61º), Uruguay (62º) y Costa Rica (70º) también muestran avances sostenidos en innovación, superando los 28 puntos.

La clasificación por ingresos funciona como señal externa de solvencia y como un termómetro interno de progreso. Para los países que escalan un peldaño, el nuevo rótulo puede mejorar la percepción de riesgo, atraer inversiones y abrir espacio fiscal; para los que retroceden, evidencia fragilidades que suelen reflejarse en tasas de interés más altas y presupuesto social más ajustado. Por eso, gobiernos y organismos multilaterales siguen de cerca cada actualización y aunque parezca un simple recorte estadístico, la categoría asignada marca la pauta del debate sobre desarrollo, condiciona la elegibilidad para financiamiento concesional y orienta tanto la asistencia oficial para el desarrollo como las prioridades internas de política económica.