9 de diciembre de 2025
La falta de control interno es una de las principales causas del fracaso en las instituciones públicas. Esta falta de control propicia el avance voraz de la corrupción y, en consecuencia, el decadente servicio público que repercute en la salud, la educación, la seguridad y, en general, en los derechos básicos de la población. Según el informe publicado por la Contraloría General de la República (CGR) sobre los medicamentos vencidos del Hospital de Clínicas, se “revela una gestión deficiente (…) caracterizada por el uso inadecuado de recursos públicos (medicamentos vencidos por valor millonario) y una falla en los controles administrativos (falta de sistemas informáticos y manuales) que pone en riesgo tanto la finanza del Estado como la salud de los pacientes”. El uso inadecuado de recursos públicos es la definición de lo que se entiende por “corrupción”.


El Sindicato de Trabajadores del Hospital de Clínicas expresó su preocupación por las revelaciones de un nuevo informe de la Contraloría General de la República que resalta irregularidades – incluyendo medicamentos vencidos desde hace más de cinco años - en ese centro de salud dependiente de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de Asunción.

Medicamentos por valor de G. 2.207 millones vencieron en el depósito del Hospital de Clínicas, según un informe elaborado por la Contraloría General de la República (CGR) El director Jorge Giubi reconoció las falencias y explicó los orígenes de los lotes.

Jorge Giubi, director del Hospital de Clínicas, confirmó que con la ley conocida como “anti ONG” varias organizaciones no gubernamentales tuvieron problemas con el desembolso de fondos, siendo la Fundación Corazoncitos una de ella. Esta institución colaboraba con los fondos de compra de medicamentos e insumos de las cirugías de niños con cardiopatías.


Mientras el gobierno de Santiago Peña avala todo tipo de despilfarros desde Itaipú, premiando a las ONGs “amigas” como CEAMSO con un programa de US$ 850.000, tres emblemáticos hospitales públicos claman la falta de medicamentos, alimentos y hasta fondos para cirugías pediátricas. El mandatario suele hacerse el “indignado” para luego desaparecer.