Según una auditoría de la Municipalidad de Lambaré, entre abril de 2022 y abril de este año, el diputado Orlando Arévalo y su esposa, la edil Graciela Carolina González, ambos colorados cartistas, consumieron casi 4.000 litros de combustible, que costaron 32.178.269 guaraníes a los contribuyentes lambareños; la parte del león se la llevó una camioneta del legislador. Su esposa afirma que fue ella misma quien solicitó la auditoría y que una de sus dos tarjetas magnéticas para hacer los pagos fue clonada por el intendente Guido González (ANR, cartista). Más allá de que la acusación sea o no cierta, importa subrayar de entrada que los concejales, así como los parlamentarios, no tienen por qué recibir cupos de combustible: deben pagarlos con la jugosa dieta que perciben regularmente. Este caso es una muestra más de la avidez de la “clase política”, que de hecho convierte en sobresueldos recursos públicos supuestamente previstos para servir a la comunidad.