La oración es uno de los misterios más grandes de la realidad humana. Todas las personas rezan y todos los pueblos tienen sus rituales para entrar en contacto con Dios.
Saber usar el dinero y los bienes materiales es un vidrioso desafío para el ser humano. Todos padecemos la inmensa atracción que la plata ejerce en nuestras vidas, ya que su posesión trae encantadoras comodidades y enormes privilegios.
En cierta ocasión, Jesús estaba rezando y al terminar, uno de sus discípulos le hace un pedido, que es la súplica del ser humano de todos los tiempos: “Señor, enséñanos a orar”.