Un 20 de marzo como hoy, en 1833, nació el prodigioso D. D. Home, uno de los misterios olvidados del siglo XIX.
El «Príncipe de las Paradojas», el arquitecto de las fastuosas, brillantes pesadillas, aquel de cuya obra vastísima dijo Borges –quien tradujo al español su vigoroso «Lepanto»– que no tenía «una sola página que no encerrara una felicidad», Gilbert Keith Chesterton (Campden Hill, Londres, 29 de mayo de 1874 - Beaconsfield, 14 de junio de 1936), ha sido muy leído y admirado por otros titanes; leamos qué dicen algunos de ellos –elegidos con el método preferido por el «Prince of Paradox»: al azar– sobre el hombre que fue Chesterton.
Rebelde a la postura de su maestro Platón, que acusaba a los poetas de ser, a la inversa de los filósofos, amigos de la mentira y enemigos de la verdad, Aristóteles dice, en el noveno capítulo de su Poética, cuán filosófica a su criterio es la poesía: