Un promedio de G. 20,2 millones se embolsan cada mes las principales autoridades de la Municipalidad de Asunción, mientras la ciudad se cae a pedazos. Baches en las calles, obras con serios retrasos, exagerada burocracia municipal, una pobre infraestructura vial y un microcentro casi en el olvido, son algunos de los problemas que atraviesa Asunción y que todavía no puede resolver la gestión de Óscar “Nenecho” Rodriguez (ANR-cartista).
Con los gobiernos de Nicanor Duarte Frutos, Fernando Lugo, Federico Franco, Horacio Cartes y Mario Abdo Benítez el gasto de la administración central pasó de 10 billones a 60 billones de guaraníes, lo que, ya descontada la inflación de 178% de todo el período, significa una duplicación en términos reales, vale decir, como si hoy tuviéramos no uno, sino dos Estados paraguayos en comparación con el de hace tan solo veinte años. La pregunta es ¿ello ha significado una mejoría equivalente en la contraprestación de servicios a la ciudadanía? La sensación es que todo sigue igual y, en muchos sentidos, peor. La razón es que no solo se han mantenido, sino que se han profundizado la repartija y el despilfarro del dinero de los contribuyentes.
Mario Elizeche, viceministro de Administración Financiera del Ministerio de Hacienda, afirmó este martes que un proyecto de ley buscará mayor equidad a la hora de ejercer cargos en la función pública. Consideró un absurdo que haya contratados que estén cuatro, seis o diez años en esa condición. Dijo también que se debe categorizar los puestos en la función pública y que todos deben ingresar por concurso en todos los estamentos, pese a las trabas impuestas por algunos poderes del Estado.
En los últimos cinco años, el número de cargos públicos en el Presupuesto General de la Nación aumentó en 18.714, de acuerdo con un informe del Ministerio de Hacienda dado a conocer esta semana y que resume el anexo del personal que forma parte de las leyes vigentes para cada año. Así, refiere, que en 2018 la cantidad era de 298.183 y para este año ascendió a 316.897. Los cargos de funcionarios permanentes están asignados a las diversas instituciones que forman parte de la Administración Central y de las entidades descentralizadas, cuyas remuneraciones se financian con recursos provenientes del pago de los impuestos y de los servicios públicos.
Durante la dictadura de Alfredo Stroessner el eslogan del regimen era el de “Gobierno - Fuerzas Armadas - Partido Colorado.” No había, pues, motivos para que los funcionarios públicos se escondieran para demostrar su fanatismo aún en las oficinas públicas. Pero las cosas, al menos legalmente pero no en la práctica, cambiaron tras la caida de ese Gobierno. Aunque algunos no estén enterados, o no quieran enterarse. En efecto, la Constitución de 1992 dice que “los funcionarios y los empleados públicos están al servicio del país”, pero lo cierto es que muchos de ellos están más bien al servicio de la ANR, sobre todo en tiempos electorales.
Los funcionarios estatales son insaciables. Para disimular todo tipo de incrementos salariales que se les han venido concediendo en el Presupuesto nacional, sus padrinos instalados en el Congreso han inventado varias y rebuscadas figuras que conllevan más dinero a sus arcas, además de otros beneficios de los que no gozan los trabajadores del sector privado. Pues bien, este año recibirán más de 12 millones de guaraníes en concepto de subsidio familiar, fraccionados en varios rubros. Y así continúa el carnaval de repartija del dinero de todos en favor de los privilegiados “servidores públicos”. Según el BID, el funcionariado paraguayo es el mejor retribuido del continente, en términos relativos.