El Sistema Nacional de protección y Promoción Integral de la Niñez y Adolescencia, obviamente, involucra a la familia, que es la institución social más importante. Después del individuo en particular, la familia es el fin primordial de la actividad del Estado.
Refleja los mismos principios éticos que inspiran la ética personal. Implica tomar conciencia de que todos y cada uno de nuestros actos tienen consecuencias sobre nosotros mismos y los demás.
La sociedad debe proteger y actuar ante los abusos de los derechos humanos que tienen lugar en contextos familiares.
Si todos los individuos creciéramos dentro de un seno familiar, la sociedad se enfrentaría a menos problemáticas: tendríamos más sentido de responsabilidad, habría menos violencia (dentro y fuera del hogar) y más respeto tanto por la naturaleza como por el entorno social.
Millones de niños de todo el mundo se dedican a algún tipo de trabajo, muchas veces peligrosos o en el que son explotados, por lo general, a expensas de su salud y educación y, sobre todo, de su desarrollo y bienestar general.
Los grupos familiares empezaron a existir desde tiempos primitivos de la cultura humana. Los miembros se alternaban parejas, sin los criterios actuales. Esta fase primitiva podría ser denominada de promiscuidad. Con el paso del tiempo, se va a desarrollar según diversas formas de organización social.